La capacidad para predecir pandemias como la reciente gripe A es limitada, por lo que cualquier aportación en este sentido es bienvenida. Una investigación, publicada en la revista \’Proceedings of the National Academy of Sciences\'(PNAS), examina si fenómenos climáticos como La Niña pueden \’anunciar\’ la llegada de otros grandes eventos, en este caso, la propagación mundial de una enfermedad.
El fenómeno de la Niña forma parte de un ciclo climático global que se produce en periodos variables de dos a siete años y que se denominan El Niño-Oscilación del Sur (ENSO). La fase cálida es la que se denomina El Niño, mientras que la fase fría se llama La Niña. Aunque tienen mayor incidencia en el océano Pacífico y sus proximidades, estos fenómenos alcanzan a casi toda la Tierra, dando lugar a sequías y olas de lluvia y frío.
Los últimos grandes brotes de gripe se produjeron en 1918, 1957, 1968 y 2009. Jeffrey Shaman de la Facultad de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia y, Marc Lipsitch, de la Universidad de Harvard (ambas en EEUU) han analizado la gran documentación que hay sobre estas pandemias. Para empezar, todas ellas se produjeron en los siete primeros meses del año, por lo que estos investigadores examinaron las condiciones climáticas en el Pacífico ecuatorial durante el otoño e invierno anteriores a esas cuatro pandemias. De esta manera, comprobaron que todas ellas se produjeron tras un descenso de las temperaturas por debajo de lo habitual.
«Nuestros resultados indican una posible asociación entre las pandemias de gripe y la fase de ENSO. Si esta asociación es causal o meramente accidental no está claro; sin embargo, el efecto de ENSO en la salud y comportamiento de las aves migratorias podría dar lugar a un cambio a gran escala en el medioambiente que altere la tendencia de los virus de la gripe a redistribuirse y crucen al huesped humano. […] Nuestros datos nos conducen a lanzar la hipótesis de que la probabilidad de estos eventos es mayor durante los fenómenos de La Niña», afirman los autores en su estudio.
Tal y como señalan estos investigadores, las pandemias de gripe aviar humanas son raras y de ahí su dificultad para analizarlas. «Sin embargo, nuestra hipótesis hace predicciones que son medibles, al menos en principio, en datos ecológicos, epizootiológicos, y genéticos de poblaciones víricas. En concreto, el estudio sobre los genes del virus de la gripe que circulan dentro de las aves migratorias y los cambios en la salud de estos animales, en su migración y mezcla con fauna doméstica en respuesta a ENSO son necesarios para confirmar si episodios de La Niña presagian un aumento del riesgo pandémico».
Cortesía: El Mundo.es