Considerada una de las estrellas de América Latina de la última década, nuevo modelo regional, la economía peruana acaba de lanzar un paquete de reactivación que ha abierto signos de interrogación sobre su futuro.
Las exportaciones de materia prima habían llevado a Perú a ser una economía modelo en la última década.
La señal de alarma la disparó la fuerte caída de una economía que creció un 6,5% de promedio en la última década y que, según estimaciones del Banco Central de Reserva, apenas ha rondado el 2% en abril, mayo y junio.
En respuesta el gobierno peruano lanzó el Proyecto de Reactivación, aprobado por el congreso este julio, con una disminución de la deuda tributaria para las empresas y una desregulación del mercado laboral.
Más allá del impacto de estas medidas, según el expresidente del Banco Central de Reserva del Perú Jorge Chávez, hoy director de la Consultora Maximixe, el llamado milagro económico peruano ya acabó.
«Hay una caída de las exportaciones, de las expectativas de los consumidores y las empresas en general ya han empezado a reducir sus stocks», señaló Chávez al periódico Perú 21.
¿»Mini-crisis»?
A la salida de la recesión mundial, en 2010, Perú creció un 8,6%. En los tres años siguientes mantuvo un desempeño encomiable: 6%, 6,3% y 5,9%.
El actual presidente Ollanta Humala asumió en 2011 con al economía a todo vapor.
La oposición, encabezada por el expresidente Alan García, que tiene las presidenciales de 2016 en la mira, acusó al gobierno de perder el tiempo en sus tres años de gestión.
«En vez de aprovechar la velocidad con que crecía el país y darle más facilidades al capital, se ha hecho lo contrario», indicó al periodista Andrés Oppenheimer, uno de los adalides del modelo peruano.
Este modelo tiene un papel similar al que cumplió Chile desde mediados de los 80: supuesta panacea para la región frente a las versiones «estatistas» que encarnarían Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina y, en menor medida, Brasil.
«Puede que Perú tenga una mini-crisis, pero le va mucho mejor que a sus vecinos. ¡Es una mini-crisis que les encantaría tener a Venezuela, Argentina y otros países vecinos!», escribe Oppenheimer en El Nuevo Herald de Miami.
El talón de Aquiles
El gobierno de Ollanta Humala achaca la desaceleración económica a los nuevos vientos internacionales, en especial, el menor crecimiento chino y el impacto en los precios de los minerales.
Según el economista peruano Oscar Ugarteche, Coordinador del Observatorio Económico de América Latina (OBELA) y académico de la UNAM en México, este es el talón de Aquiles del milagro peruano.
«Perú es un país exportador de minerales. Los precios se dispararon cuando las tasas de interés en Estados Unidos bajaron a cero en 2003 y al mismo tiempo se empezaron a hacer ciertas operaciones financieras especulativas con estos productos. Si a esto se le suma la demanda china se tiene el trasfondo del boom de los precios. El problema es que ahora cambió el escenario y tenemos desaceleración china y nueva política financiera en Estados Unidos», indicó a BBC Mundo.
El cobre, que representa la mitad de las exportaciones peruanas, bajó de US$141, en 2011, a US$116. El oro llegó a US$185,80 hace tres años y luego se desplomó, bajando hasta US$130.
Según un informe de la UNCTAD (Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) esta caída de los precios afectó las inversiones en 2013.
«La inversión extanjera directa en el Perú cayó en un 17% debido a que se reinvirtió mucho menos como resultado de la caida de los precios de las principales exportaciones mineras como cobre y oro», señala el informe.
¿Milagro o viejo modelo neocolonial?
El «milagro» peruano podría entonces asemejarse a los booms exportadores que América Latina ha vivido a lo largo de su historia.
Estos altibajos cíclicos se caracterizan por un alto crecimiento gracias a una coyuntura internacional favorable para los precios de sus productos primarios que estimula un boom de inversión extranjera, escenario que se evapora apenas varían los valores de los «commodities» (materia prima o productos comerciables).
Según Sandra Manuelito, economista de la División de Desarrollo de la CEPAL, hay similitudes y diferencias del modelo actual y el pasado.
«El auge histórico de los commodities impactó muy favorablemente a los exportadores de materias primas de la región. Perú pudo aumentar su nivel de inversión, de gasto público y social. Ha habido un crecimiento del consumo interno mucho más dinámico que en épocas previas”, señaló a BBC Mundo.
Con programas sociales específicos como el Juntos, que otorga transferencias directas a las familias a condición de que garanticen la escolaridad y atención sanitaria de sus hijos, la pobreza ha caído en los últimos diez años desde el 59% de la población al 24%.
«A estas transferencias se le añade la creación de empleo que ha hecho disminuír fuertemente la pobreza. Esto ha dinamizado el mercado doméstico y ha ayudado a que Perú tenga otras fuentes de crecimiento que las exportaciones», señala Manuelito.
La región y El Niño
Más allá de la mayor versatilidad del actual modelo, la realidad es que Perú no es el único país afectado por el nuevo contexto internacional.
Según la CEPAL, los países más vulnerables son los exportadores de minerales, una materia prima más golpeada que los hidrocarburos o la soja.
En Perú el gobierno calcula que el segundo semestre de este año se recuperará parte del crecimiento perdido, impulsado por la inversión estatal y la ejecución pendiente de obras de infraestructura.
Este optimismo se ve en los proyectos oficiales de reducción de la pobreza que aspiran a disminuírla a un 5% para 2016, pero puede chocar con un fenómeno que no tiene nada que ver con las medidas que se adopten, sean estas neoliberales o estatistas.
Según los expertos meteorológicos hay una muy alta probabiliad de que este año se produzca el fenómeno conocido como «El niño», que tiene un impacto económico particularmente fuerte en Perú.
En 1997-98 «El Niño» produjo una pérdida estimada en más del 4% del PIB.
Según Gersan Zurita de la agencia calificadora Moody, todo dependerá de la intensidad del fenómeno.
«El impacto en el sector pesquero e industrial peruano puede ser muy fuerte mientras que, dependiendo de la intensidad, podría haber daños a la infraestructura. Lo positivo es que el gobierno tiene un fondo de estabilización fiscal equivalente a un 4,2% del PIB nacional que se puede usar en caso de emergencia», indicó a BBC Mundo Zurita.
Este fondo es otra diferencia del Perú actual y el de otras épocas.
(BBC)