TAREAS HISTÓRICAS DE LA SOCIEDAD CIVIL
Efraín Choque
Para nadie es un secreto que en el centro del debate de las políticas públicas está la sociedad civil como un actor social fundamental. Y figura, por tanto en el análisis político desde los enfoques neoliberal, funcionalista y socialista.
La perspectiva neoliberal visualiza a la sociedad civil como a una estructura apolítica, al servicio de las relaciones de poder y del mercado. La visión funcionalista o reformista, a diferencia de la anterior, reduce la praxis de la sociedad civil a la racionalidad del sistema, sin subvertir sus límites. Ello explica por qué la sociedad civil es invitada a participar como órgano vigilante y consultivo en diversas instancias de la estructura del Estado, y contribuye en la estructuración de los llamados "presupuestos participativos". En cambio, y muy por el contrario, la postura socialista, concibe que lo popular es el actor más dinámico y el eje articulador de la sociedad civil, pues sus demandas no sólo son coyunturales, sino históricas, liberadoras, por un verdadero cambio social.
El impulso actual de la sociedad civil en el Perú se debe a condiciones objetivas, impuestas por la sociedad capitalista informacional, lo que ha dado origen a nuevas formas de mediación entre el pueblo y el Estado: movimientos regionales, colectivos civiles, reivindicaciones étnico-culturales, movimientos cívicos anticorrupción o promotores de la equidad de género, movimientos patrióticos, así como la insurgencia de sindicatos y partidos de nuevo tipo, etc., los mismos que agrupan a una diversidad de intereses sociopolíticos, culturales del pueblo, dejando de lado, en consecuencia, a los tradicionales agentes de mediación con el poder: los partidos políticos y sindicatos.
Es bueno recordar que la caída final de muchas dictaduras en América Latina y el de Fujimori en Perú, fue por el dinamismo especial de la sociedad civil, y dentro de ella, de los sectores populares de la sociedad. "Lo popular-dice Carlos M. Vilas refiere a la pluralidad de intentos de síntesis de lo social y lo político desde la perspectiva de una democratización integral de las prácticas interindividuales y colectivas, donde lo socioeconómico actúa apenas como ámbito de delimitación de las identidades étnicas, de género, religiosas u otras que se configuran en su contra- posición al poder establecido". Es decir lo popular no se contrapone a la sociedad civil, y para nosotros el eje y la determinación de la praxis popular está dada por la clase trabajadora.
Este nuevo panorama político es muy complejo, y radicalmente diferente del de hace dos décadas atrás y reclama una adecuada capacidad de participación- no sólo ciudadana- sino socio-política del movimiento social y las organizaciones políticas del campo popular en el Perú.
En ese contexto, resulta evidente la urgencia de "deconstruir" (en el sentido de Peter MacLaren) el proyecto Histórico Nacional, impulsando las tareas históricas nacionales y regionales, a partir de una reflexión y balance serio y profundo, de las formas organizativas y de acción, en la lucha por la democratización de la sociedad nacional y regional, así como en la estructuración de un nuevo referente orgánico y político, que en las actuales condiciones sociohistóricas- por razones estratégicas- debería agrupar a los sectores medios y populares, reconociendo la gran capacidad articuladora y el protagonismo principal de la clase trabajadora o productora en la sociedad civil.
A todo ello debemos añadir que las luchas protagonizadas por la sociedad civil en el mundo actual están generando consecuencias insospechadas hace décadas atrás por las vanguardias políticas. Resulta que a la mayor concentración y reconcentración de capitales e intereses de la oligarquía transnacional por el control del mundo, corresponde también una respuesta y resistencia de caracteres globales o planetarias por parte de la ahora llamada sociedad civil global.
En este sentido descubrimos que se abre un campo vasto para la acción colectiva fuera de los límites territoriales dentro de los cuales el liberalismo decimonónico intentó circunscribirla. Los derechos humanos no tienen fronteras, como tampoco la tienen las grandes cadenas de noticias globales o la Internet, que van creando las condiciones de posibilidad de una opinión pública realmente global por primera vez en la historia. Tanto es así que algunos hablan de una sociedad civil global. (Benjamín Arditi)
De manera que se abren nuevas perspectivas para la lucha mundial por el socialismo.
El famoso llamado que hiciera Carlos Marx a la clase trabajadora ( proletarios del mundo, uníos), parece tener una actualidad cada vez más fresca y pendiente.