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EEUU EJECUTA AL PRESO GARDNER ANTE UN PELOTÓN DE FUSILAMIENTO

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Ronnie Lee Gardner acaba de pasar a la historia como el primer preso fusilado en Estados Unidos en el siglo XXI. Agotados todos lo recursos legales, Gardner renunció a su última cena en la prisión de Draper (Utah) y decidió incluso echarse un sueño un par de horas antes de su cita inaplazable con la muerte.

La muerte se produjo entre las 12,15 y las 12,17 hora local (8,20 de la mañana hora local). Según el portavoz de prisiones Steve Gehrke, el procedimiento funcionó "como estaba previsto" y el médico certificó la muerte del preso a los 25 segundos de la letanía de la cuenta atrás desde el cinco al cero. Una letanía que sustituyó al clásico anuncio de rigor: "!Apunten, listos, fuego!".

En esos dos minutos que mediaron entre las 12,15 y las 12,17, el reo movió el brazo izquierdo y cerró el puño "como si quisiera agarrarse a algo", dijeron testigos. Un espasmo que llamó tanto la atención como el que no se hubiera derramado ni una gota de sangre sin que el portavoz de prisiones no pudiera explicar a que se debía "la mancha azulada" que había dejado su ejecución.

Gardner no quiso que ningún miembro de su familia asistiera a su ejecución y les pidió a cambio que cantaran un tema 'Freebird' ('Pájaro libre') de la banda Lynyrd Skynyrd en un aparcamiento aledaño a la prisión y a la hora estipulada para su muerte. Su hija Brandie, que tenía tres años cuando fue condenado, confesó entre lágrimas: "Le echaré terriblemente de menos… Mi padre ha muerto lleno de remordimiento".

El pelotón de fusilamiento, compuesto por cinco policías, disparó contra él a siete metros de distancia, en la cámara habilitada en la prisión. Amarrado a una silla, cegado por una capucha y con un blanco cosido a la altura del corazón, Gardner encajó la ráfaga fulminante y falleció aparentemente en el acto, según dos de los 25 testigos que contemplaron el fusilamiento a través de un cristal antibalas.

Gardner, 49 años, fue sentenciado en 1985 por el asesinato del abogado Michael Burdell en un intento de fuga. Los familiares y amigos de la víctima pidieron inútilmente la conmutación de la pena capital por la cadena perpetua.

El gobernador de Utah, el republicano Gary Herbert, tuvo en su mano la clemencia, pero decidió desestimar la petición que le formuló el propio Gardner en una carta escrita horas antes de la ejecución. El Tribunal Supremo rechazó también todos los recursos interpuestos por sus abogados.

El preso consumió sus últimas horas leyendo y viendo de un tirón las tres entregas de "El Señor de los anillos". Según Steve Gehrke, portavoz del Departamento de Prisiones de Utah, se mantuvo relativamente relajado hasta el último momento y llegó incluso a echarse una cabezada antes de ser ejecutado. Llevaba sin probar bocado desde el martes.

Gardner se convirtió así en el tercer preso fusilado en los últimos 33 años en Utah, el único estado que concede aún a los reos (condenados antes del 2004) la opción del pelotón de fusilamiento como alternativa a la inyección letal.

A diferencia de John Albert Taylor, que eligió morir fusilado hace 14 años para denunciar la barbarie, Gardner argumentó que su elección se debió simplemente a una cuestión de "fiabilidad" del viejo método frente a la aséptica inyección letal. "Pelotón de fusilamiento, por favor", fueron sus palabras.

La ejecución de Gardner ha servido sin embargo para activar el debate sobre la pena de muerte en Utah, la cuna de los mormones, considerado hasta ahora como el estado del "ojo por ojo". Cientos de manifestantes han participado en varias vigilias, la mayor de ellas convocada ante las escalinatas del Capitolio de Salt Lake City por la asociación de Ciudadanos de Utah por Alternativas a la Pena de Muerte.

Cortesía: Edmundo.es