La guerrilla fundamentalista islámica que pretende crear un califato en el Cáucaso del Norte no da tregua en la república rusa de Daguestán. Un nuevo atentado, cometido anoche en el polígono de la 136 Brigada Motorizada, cerca de Buinansk, causó la muerte de tres soldados (en un principio se informó erróneamente que eran cinco) y 33 heridos, cuatro de ellos graves. El terrorista suicida embistió el coche que conducía, cargado de explosivos, contra las puertas del recinto a las 00.45, hora local (dos horas menos en la España peninsular).
Un segundo artefacto explotó en la ruta de los investigadores que se dirigían al lugar del atentado, pero no causó víctimas.
Los especialistas en explosivos opinan que si el auto hubiera logrado llegar al centro del campamento militar que había en el polígono, hubiera causado decenas de muertos. "Afortunadamente, los guardias lograron bloquear la entrada al campamento e impedir que el terrorista condujera su coche hasta las tiendas de campaña, gracias a lo cual evitaron que se produjeran numerosas víctimas", declaró el coronel Alexéi Kuznetsov, portavoz del Ministerio de Defensa.
Los guardias mataron al terrorista mientras éste conducía el auto, un Lada, que se estrelló contra un camión, momento en el que explotó su carga. Un avión del Ministerio de Defensa evacuó a los heridos al hospital militar de la ciudad de Rostov.
El ataque se produce después de que un día antes una bomba matara al chófer de un alto cargo de la república rusa, que resultó herido junto a un guardaespaldas.
Los atentados de la guerrilla fundamentalista se han multiplicado desde que el 21 de agosto las fuerzas de seguridad rusas, en una operación conjunta con las del Ministerio del Interior, lograran matar en Daguestán al emir Magomedalí Vagábov, presunto organizador de los sangrientos atentados terroristas de marzo en el metro de Moscú que causaron 40 muertos y unos 160 heridos. Vagábov -responsable del reclutamiento y entrenamiento de las futuras terroristas suicidas- estaba considerado la mano derecha de Doku Umárov, el dirigente máximo de los combatientes islamistas en la región.
Los ataques se han vuelto más audaces, como lo demuestra este último, contra un campamento militar, o el del domingo pasado, nada menos que contra la aldea natal de Ramzán Kadírov, el presidente de Chechenia. Unos 30 guerrilleros lanzaron el ataque contra Tsentorói -a unos 20 kilómetros al este de Grozni- en la madrugada, y se entrabló un combate en el que perecieron al menos 14 personas. Según había informado el día anterior Alexandr Bórtnikov, director del Servicio Federal de Seguridad, en agosto mataron a más de 30 combatientes islamistas.
Cortesía: El País