Adentrémonos en el fascinante mundo del derecho y retrocedamos en el tiempo hacia una de las civilizaciones más influyentes de la antigüedad: Roma y su increíble sistema jurídico. A pesar de haber transcurrido más de mil años desde la caída de este glorioso imperio, los romanos dejaron una huella imborrable en el ámbito del derecho, realizando contribuciones de un valor incalculable. ¡Y lo más sorprendente es que muchos de sus legados aún prevalecen en la actualidad, incluso en nuestro propio sistema judicial peruano y en los sistemas legales de la mayoría de países occidentales! Pero, ¿por qué esta longevidad y trascendencia? La respuesta radica en el hecho de que, a diferencia de otras culturas antiguas, los romanos establecieron un sistema legal fundamentado en la lógica y la aplicación coherente de las normas jurídicas. Su enfoque en la justicia, la racionalidad, la equidad y la protección de los derechos individuales sentó las sólidas bases para el florecimiento del Estado de derecho tal como lo conocemos en la actualidad. Es gracias a su visión vanguardista que nuestra comprensión moderna del derecho ha sido enriquecida y fortalecida.
¿En dónde se reflejaba este sistema jurídico? Tenemos aquí dos fuentes, la Ley de las XII Tablas en la cual teóricos del derecho elaboraron un código escrito para dar a conocer a cada quien sus derechos y deberes. Este se hizo para afrontar las problemáticas de la población romana. Con el fin de brindar a los ciudadanos igualdad, justicia, propiedad y un papel en la sociedad, por los conflictos de momento. La segunda fuente el Corpus Iuris Civilis (Cuerpo del Derecho Civil), dónde el emperador Justiniano nos dejó una valiosa obra donde codificó el derecho romano, la cual comprende Digesta, Institutas y el Códex, siendo esta base para muchos temas como instituciones y figuras jurídicas que se siguen tomando en cuenta en la actualidad. Cabe destacar que Justiniano restauró la unidad romana reconstruyendo todo el sistema jurídico.
El emperador Justiniano realizó una inmensa labor legislativa, muy aparte de la codificación, también adaptó las normas jurídicas anteriores a su mandato a las necesidades que se presentaban en aquellas épocas, así como a la serie de disposiciones que fueron dictadas de nueva cuenta durante su tiempo en el poder. Más de mil años de legislación y formas de entender la ley del Imperio romano abarcan desde el primer código de leyes de la Antigüedad, la Ley de las XII Tablas, hasta la compilación jurídica que realizó el emperador Justiniano en el siglo VI d. C. conocida como Corpus Iuris Civilis y considerada como una de las obras jurídicas más importantes de la historia. El ordenamiento jurídico que forma el Derecho Romano se tomó como base la costumbre, es decir, los actos socialmente aceptados y que a través de la repetición quedaban validados como una forma de actuar legítima para responder a una necesidad jurídica, algo que podemos observar hasta nuestros tiempos.
Dentro de los aportes que existen en cierta forma hasta la actualidad y que son parte de nuestra realidad contamos con la propiedad privada que también desempeñó un papel central en el Derecho Romano. Los romanos establecieron a la propiedad como un derecho fundamental, lo que permitió el desarrollo de la economía y el comercio. Además, crearon las bases para el sistema de contratos, estableciendo reglas y principios que todavía se aplican en nuestras transacciones comerciales hoy en día, así como el Derecho Romano también influyó en la organización política y administrativa de los estados modernos. El principio de separación de poderes, por ejemplo, fue abordado por los romanos mediante la distinción de funciones entre los magistrados y la creación de sistemas de control y equilibrio. Este principio es una pieza clave de muchas democracias contemporáneas.
Uno de los avances romanos, en cuanto al Derecho, fue la inclusión a la mujer en la sociedad, le otorgaron derechos civiles que en ninguna otra civilización pensaban siquiera en promoverlos. Aunque no tuviese influencia política, a la mujer se le protegía, no se le podía castigar sin justa razón y el hombre no podía lastimarla. Le otorgaron facultades, derechos y obligaciones en la familia, donde se convirtió en pilar fundamental y empezó a ser muy valorada por sus labores. Evidentemente, hubo un avance en este tema, ya que en otras civilizaciones la mujer era cosificada y no se le veía como un sujeto con derechos. Otra de las mayores influencias del Derecho Romano es en el derecho procesal civil, porque básicamente fueron los creadores del sistema jurídico actual, otorgándoles a los ciudadanos romanos la posibilidad de defender sus derechos. Eso se evidenció en la designación de un pretor por parte del Estado.
Esta persona tenía una función similar a la del juez en el proceso aunque también existió un juez (quien dictaba la sentencia), que además era encargado por las partes de forma privada(si, los jueces no eran de trabajadores públicos). Ese fue un intento de ordenamiento jurídico que fundó las bases del presente porque el Estado buscó realizar procesos legales iguales para todos y transparentes, mediante la designación de jueces naturales para cada caso en concreto. Siendo los ya mencionados, algunos de los aportes que hemos heredado de la antigua Roma y su manera de ejercer el Derecho, a pesar de que ha evolucionado y se ha adaptado a lo largo del tiempo, su legado perdura en nuestros sistemas jurídicos y la realidad que vivimos, en nuestro día a día. Las instituciones legales y los principios establecidos por la civilización romana continúan moldeando la manera en que entendemos y aplicamos la justicia en la sociedad actual.