Nueve lunas, texto de la narradora y periodista Gabriela Wiener, se ambienta en España, pero no es la típica historia de inmigración. Es una historia personal: un embarazo en un momento difícil al haber perdido a un ser querido, al estilo de sus crónicas publicadas en 2008 bajo el título Sexografías, en las que experimentaba con su cuerpo. Pero tampoco es un testimonio doloroso, ni una exploración corporal.
¿Cómo se vinculan el valor testimonial con el literario en su novela?
–El libro no tiene ningún valor ficcional porque no es una ficción. Puedes llamarlo novela, pero si lo fuera sería una de no ficción, a mí me gusta decir que es un libro narrativo. Es un registro autobiográfico desde el momento en que descubro que espero un hijo hasta que doy a luz. La crónica de esos días está atravesada de historias pasadas, sueños, proyecciones y de un material más habitual de la literatura que de la crónica o el periodismo.
A pesar de la dura situación de la protagonista, esta siempre mantiene mucha energía, ¿podría comentar al respecto?
–La protagonista soy yo, podría hablar mucho de mí, es uno de mis pasatiempos favoritos. La embarazada es una yonki de hormonas. Por eso tiene una energía arrolladora, sobre todo para el sexo, incluso cuando está más gorda, pesada y conflictuada por su estado.
Además, el proceso de gestar un hijo es evocador y emocionalmente poderosísimo. Esto es, que te pasas los nueve meses sufriendo regresiones a tu propio estado fetal, te reconcilias con tu madre, repasas tus experiencias maternales, aunque hayas sido solo madre de un gato y vives en constante ataque de pánico.
¿Qué papel juegan los nuevos medios electrónicos en su texto?
–Hay referencias a Facebook, a los blogs, a los hallazgos que hice en la red durante los nueve meses que me pasé embarazada y desempleada, pero solo porque también las nuevas tecnologías son parte fundamental de mi mundo. Es más fácil encontrar un chat en mi libro que un árbol. Internet, por otro lado, es una herramienta básica para cualquier escritor.
¿Qué visión de los latinoamericanos en España muestra en su novela?
–Me interesaba mostrar cómo vive una mujer peruana el proceso de su maternidad en un país extranjero. Ahora, más allá de las ventajas (la salud pública de calidad) y desventajas (parir lejos de tu gente) hay muchas cosas que compartimos, como los protocolos hospitalarios para el parto.
Acerca de otros textos suyos, ¿cómo encuentra el mercado de artículos sobre sexo?
–En España viví y escribí mis primeras crónicas sexuales que publiqué en Perú, en la revista Etiqueta Negra. Tuve una columna en el diario El País y tengo una muy explícita en la revista Primera Línea. Ahora escribo de los mismos temas con bastante frecuencia para medios españoles, peruanos y latinoamericanos. El sexo ya no vende como antes. Lo que vende es la intimidad.Yo ahora escribo de amor.
Cortesía: Andina