La ciudadana Inés Vargas acudió a Radio Uno, quejándose del descuido que habrían tenido el personal médico del hospital Hipólito Unanue, al dejar que su convaleciente padre, Julián Checalla Cutipa (80) se escapara.
La ciudadana Inés Vargas acudió a Radio Uno, quejándose del descuido que habrían tenido el personal médico del hospital Hipólito Unanue, al dejar que su convaleciente padre, Julián Checalla Cutipa (80) se escapara.
Todo empezó con una accidental quemadura al ser las 10 a.m. de hoy lunes. El octogenario Julián Checalla Cutipa recibió las lenguas de fuego en el lado izquierdo de su cuerpo, siendo afectados su rostro y brazo.
Enterada de las quemaduras, su hija, la señora Inés Vargas, decidió llevarlo hasta el centro de salud San Francisco (del distrito Gregorio Albarracín Lanchipa). Los galenos vieron al anciano y decidieron trasladarlo al hospital regional Hipólito Unanue, a fin de que se brinde una atención más especializada en quemaduras.
Pero ocurrió lo inesperado. Un descuido de personal del hospital Unanue a cargo del anciano empañó el día.
Cuando en el hospital Unanue le dijeron a Inés Vargas que no tenían las medicinas necesarias para la pronta recuperación del octogenario quemado, ella no lo pensó dos veces e hizo un recorrido por todas las cadenas de farmacias céntricas, sin hallar lo buscado, mientras el anciano quedó en el cuidado del personal médico. Por suerte, Inés Vargas encontró las medicinas anheladas en una farmacia frente al Hospital de la Solidaridad (en Para Chico).
A su regreso, Inés Vargas quedó muy desconcertada porque su padre no estaba. Entonces preguntó por todos lados, a las enfermeras y enfermeros, a los médicos. Y nada. “Parecía que se lo hubiera tragado la tierra”, contó ya en las cabinas de Radio Uno la humilde ciudadana.
Ahora, a la aguda preocupación por las quemaduras se adhirió la desesperanza de saber a su padre perdido. Por ello acudió a Radio Uno.
Depositando su esperanza en Radio Uno, Inés Vargas vino a las cabinas y dio la descripción de su padre. Julián Checalla Cutipa (80) mide aproximadamente 1,60. Vestía un polo amarillo llevaba vendaje en el lado izquierdo del rostro, así como en el brazo izquierdo.
“Yo no me voy a mover del hospital hasta que aparezca mi padre. Ahí yo lo dejé a mi padre y ahí lo voy a recoger”, afirmó muy mortificada la ciudadana, lamentando mucho el grave descuido que habrían cometido los miembros del personal médico del hospital que atendieron al anciano quemado.
De pronto, un radioescucha llamó telefónicamente para comunicar que creyó haber visto al octogenario padre de Inés Vargas. Un brillo en los ojos de Inés insinuó que la esperanza aleteaba en ella.
-Está en la avenida Bolognesi.
Entonces Inés Vargas acudió al lugar, a encontrar a su padre. De todas maneras, el hospital Hipólito Unanue debería mejorar su atención, tratando de evitar en lo posible que se repitan situaciones como la narrada.