Ambicioso y multimillonario es el proyecto pretende unir a Siberia y Alaska por medio de un túnel submarino, que agilizaría tremendamente el flujo comercial entre los continentes Asia, y las zonas norte de Europa y América. Costará un promedio de 12 mil millones de euros y podría estar funcionando en el año 2026.

El túnel submarino tendrá un recorrido de 104 kilómetros, más del doble del eurotúnel que une Francia e Inglaterra, a través del Canal de la Mancha. La ruta iniciará de Siberia, pasando por las Islas Diómedes, terminando en Alaska.
El proyecto fue propuesto en 1905 por el zar Nicolás II ruso. Costará alrededor de 12 mil millones de euros. Los ingenieros y demás especialistas inmersos en este megaproyecto calculan que en 15 años podría estar funcionando el proyecto. Es decir, para el 2026, un ruso podría tomar un tren submarino para llegar a pisar suelo norteamericano, y a la inversa.
Los productos chinos podrán llegar, a través del Estrecho de Behrihg, al masificado y diverso mercado de Estados Unidos.
Es seguro que el intercambio no sólo será mercantil, sino también cultural, de relaciones, y otras manifestaciones que permitan un intercambio más fluido entre estos distintos países, que verán en este túnel una gran puerta cultural.