En medio de la consternación de vecinos y transeúntes, la policía continúa con la reconstrucción del espeluznante crimen de la joven madre María del Rosario, asesinada brutalmente en su vivienda. La diligencia se realiza en los alrededores de la plaza Jorge Chávez, en los edificios de ENACE, lugar donde se esclarecen los detalles tras la confesión de Rafael Espezua Mamani, quien reveló paso a paso cómo cometió el delito. Según su testimonio, tras una discusión motivada por una presunta burla que “melló su hombría”, y estando bajo los efectos del alcohol, la atacó con un arma blanca y luego intentó desaparecer toda evidencia del crimen.
El asesino confeso habría limpiado cuidadosamente todo lo que tocó, borrando huellas y ocultando cualquier indicio que pudiera incriminarlo. Incluso, luego del crimen, se retiró de la escena llevando consigo una bolsa con ropa ensangrentada y el arma homicida. Fue hasta su vivienda en la calle Blodell, se cambió y luego acudió a un grifo en la Av. Jorge Basadre Grohmann donde compró gasolina. De regreso al lugar del crimen, roció el departamento con combustible y prendió fuego, intentando borrar todo rastro de su macabro acto, según revelaron las investigaciones.
Gracias a la minuciosa labor de la policía de homicidios y el seguimiento detallado de la DIVINCRI, se detectaron contradicciones en las primeras declaraciones de Espezua Mamani, lo que permitió al fiscal León Bravo encaminar el caso. Finalmente, ante la contundencia de las pruebas, el acusado confesó. La reconstrucción de los hechos continúa bajo estricta supervisión de la UCI policial, mientras la población exige justicia para María del Rosario, cuya vida fue arrebatada de manera brutal y premeditada.
