La Fiscalía imputa a Christian Wulff delitos de cohecho y tráfico de influencias. El presidente renuncia por \»el deterioro de la confianza de los ciudadanos\». La dimisión es un golpe político para Merkel, que presionó para nombrarlo.
El presidente federal de Alemania, Christian Wulff, ha renunciado a su cargo a las 11.05 de este miércoles, horas después de que la fiscalía de Hanóver pidiera la suspensión de su inmunidad. Los fiscales quieren investigar a Wulff por un presunto delito de tráfico de influencias y cohecho cometido en 2007, cuando era primer ministro del land de Baja Sajonia. El ya exjefe del Estado alemán ha comparecido en televisión en el Palacio Presidencial de Bellevue, donde ha explicado que “el desarrollo reciente de los acontecimientos han deteriorado la confianza de los ciudadanos” en su persona. El presidente se ha reafirmado en su inocencia y ha asegurado que la investigación acabará en un «total descargo» de su persona.
Media hora después, la canciller Angela Merkel le ha agradecido públicamente su trabajo en otra comparecencia televisada. Merkel ha aceptado «con respeto y lamento» la dimisión del presidente. «Con su dimisión, el presidente ha decidido dar un paso atrás y poner por delante los intereses del pueblo alemán», ha dicho Merkel. La canciller ha anunciado la apertura de conversaciones con los demás partidos para elegir un nuevo jefe del Estado.
Los investigadores de Hanóver comunicaron anoche que ven “indicios concretos y suficientes” de que Wulff podría haber cometido un delito cuando aceptó invitaciones de vacaciones del empresario cinematográfico David Groenewold. Al mismo tiempo que Wulff disfrutaba de sus vacaciones a cuenta de Groenewold, la empresa de éste obtuvo un aval público del Gobierno de Baja Sajonia. La canciller Angela Merkel (CDU), democristiana como Wulff, ha suspendido una visita oficial a Italia por la crisis interna que se abre con la dimisión. El Parlamento federal (Bundestag) ya no tendrá que decidir sobre el levantamiento de la inmunidad de Wulff y la fiscalía podrá investigar sin problemas sus presuntos delitos.
A Wulff le persigue una serie de escándalos desde el pasado diciembre, cuando se supo que había obtenido un crédito ventajoso de otro empresario en la región que gobernó entre 2003 y 2010. El entonces primer ministro de Baja Sajonia evitó mencionar el crédito cuando el Parlamento le pidió explicaciones sobre su relación con el empresario. Poco antes de que el popular diario Bild, que es el más leído de Alemania, destapara en diciembre la historia de aquél crédito, el presidente cometió la torpeza de dejar un recado amenazante en el buzón de voz del director del periódico. La publicación de las amenazas de “guerra” a un medio de comunicación por parte del jefe del Estado ahondó la crisis de Wulff. Desde entonces, la prensa alemana ha ido destilando gota a gota una larga serie de sospechas y acusaciones que anoche terminaron de colmar el vaso.
Merkel defendió al presidente a su manera. Es decir, se limitó a brindarle algunas frases de apoyo y a no obligarle a marcharse. Porque Wulff, con su escasa popularidad, había sido el candidato de la canciller para el primer cargo del Estado. Lo tuvo que imponer en una correosa serie de votaciones en la Asamblea Federal, donde muchos de los delegados democristianos y liberales (FDP) que forman la coalición de Merkel preferían en realidad al candidato de los socialdemócratas, Joachim Gauck. Buena parte de los alemanes consideraba que el líder opositor de la República Democrática Alemana daba mejor que Wulff el perfil exigido para un presidente federal. El cargo es representativo y formal, similar al que la Constitución española reserva al Rey. Tanto más desagrada a muchos alemanes ver al presidente salpicado por corruptelas provincianas y haciendo llamadas para coartar la libertad de prensa.
Merkel ha impedido la caída de Wulff para evitar una nueva votación de la Asamblea Federal, donde tiene una mayoría escuálida por culpa de los malos resultados electorales de FDP y CDU en las diversas regionales de 2011. La Asamblea Federal se compone de representantes de los Estados federados y de la Cámara baja legislativa (Bundestag). Merkel enfrenta ahora un nuevo desafió para determinar al sucesor de Wulff. El democristiano Horst Köhler, que lo precedió en el cargo y también fue aupado por los partidos de la coalición de Merkel, abandonó la presidencia dando un portazo en 2010. Así que entre las peculiaridades históricas del segundo mandato de Merkel se cuenta la inusitada pérdida de dos presidentes federales. Tampoco se había visto nunca que una Fiscalía pidiera la suspensión de la inmunidad de un presidente.
En cuanto a Wulff, las befas públicas desde final de año han hecho tanto daño a su imagen que sólo faltaba un empujoncito para echarlo al abismo. Su imagen lleva más de dos meses por los suelos. Se ha extendido, además, la idea de que el presidente sólo trataba de permanecer en el puesto para no perder la jugosa pensión vitalicia de 200.000 euros anuales. Muchos han satirizado estos meses sobre otra novedad histórica: sería el primer presidente que sigue en el cargo por razones venales. El Gobierno decidirá ahora si tiene o no derecho a ese “sueldo de honor”, como se denomina la jubilación presidencial en Alemania.
Cortesía: El País