Como era previsible, los cardenales no han acanzado un acuerdo sobre el candidato para suceder al papa Benedicto XVI en la primera votación del cónclave, que ha empezado este martes. La fumata sobre el Vaticano, ya entrada la noche, ha sido negra, inconfundiblemente negra.
La primera fumata del cónclave ha sido negra, como era previsible.
Para que salga elegido un papa necesita el voto de al menos dos tercios de los 115 cardenales presentes en la Capilla Sixtina es decir, 77 votos.
Habría sido muy extraodinario que un candidato obtuviese obtenido esos apoyos en la primera votación. La elección se reanudará este miércoles. Entonces comenzará una rutina con cuatro votaciones al día hasta que haya acuerdo.
Las votaciones serán dos por la mañana y dos por la tarde. Cuando haya elección, saldrá una fumata blanca por la chimenea de la capilla y sonarán las campanas del Vaticano.
En la plaza de San Pedro del Vaticano se han reunido cientos de personas que han desafiado a la lluvia intermitente para ver la primera fumata, que, al contrario que en anteriores cónclaves, no ha dado lugar a dudas: en torno a las 19.40 hora local (la misma hora en la España peninsular) ha salido una humareda densa y muy oscura.
El Vaticano ya había anunciado que esta vez usaría productos químicos para que no hubiera confusión posible.
Recuerdo a Benedicto XVI
Los fieles han tenido en esta primera jornada la única posibilidad de participar activamente en las ceremonias, concretamente en la misa Pro eligendo pontifice, celebrada por la mañana en la Basílica de San Pedro.
Allí, el cardenal decano, Angelo Sodano, ha hecho un llamamiento a la unidad de la Iglesia católica, mientras que los cardenales han interrumpido la celebración con un aplauso para Benedicto XVI, que en un gesto inédito desde la Edad Media renunció al pontificado el mes pasado alegando motivos de salud.
Por la tarde, los 115 cardenales electores (tienen esa condición los menores de 80 años), procesionaron desde la Capilla Paulina hasta la Capilla Sixtina, donde juraron uno a uno cumplir fiel y escrupulosamente lo establecido en la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis para la elección del papa.
Una elección secretísima
Las puertas de la capilla Sixtina se cerraron a las 17.35 hora local (16.35 GMT), una vez que el Maestro de Ceremonias, el cardenal Guido Marini, ha pronunciado la expresión Extra omnes (todos fuera), momento a partir del cual los cardenales deben guardar absoluto secreto sobre las deliberaciones y votaciones, incluso después del cónclave.
Durante estos días se mantendrán incomunicados en la residencia Santa Marta y en sus trayectos por el mini-Estado enclavado en Roma. Celebrarán una misa cada mañana a las 8.15 y después se dirigirán a a la Capilla Sixtina. Si no hay acuerdo, solo habrá fumata acabadas las dos votaciones matutinas y tras las dos vespertinas. Si hay acuerdo, la fumata en este caso blanca llegará en ese mismo momento. La duración del cónclave no tiene límite y en la historia se han prolongado incluso años.
Desde la semana pasada, los cardenales se han reunido para discutir sobre el estado de la Iglesia en diez congregaciones, donde algunos purpurados han expresado su preocupación por algunos de los escándalos que han sacudido a la institución en los últimos años.
Aunque no hay un claro favorito, en las quinielas de los expertos hay algunos nombres que se repiten mucho, entre ellos el italiano Angelo Scola, de 71 años, arzobispo de Milán; el brasileño Pedro Odilo Scherer, de 63 años, arzobispo de Sao Paulo; el canadiense Marc Ouellet, de 69 años, y el arzobispo de Boston, el capuchino Sean OMalley.
Fuente:rtve.es