El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, derrochó elogios y muestras de respeto en su primera visita al Papa Francisco, quien le recibió durante 20 minutos en un encuentro a solas en su Biblioteca privada.
El Papa y Nicolás Maduro abordan los problemas de la pobreza, la criminalidad y el narcotráfico
El presidente venezolano le saludó diciendo: «Es un honor, me siento feliz de estar aquí, y sobre todo de conocerle». A las palabras de «Bienvenido, bienvenido» del Santo Padre, Maduro añadió: «gracias por lo que está haciendo».
Cuando ambos se sentaron a conversar, el presidente venezolano le contó que había recibido el domingo en Roma el premio de la FAO a Venezuela «por ser el país que más ha hecho contra el hambre en el mundo en esta década». El Papa le escuchaba con interés y le respondió sencillamente: «Esta bien».
Después de la audiencia del Santo Padre, Nicolás Maduro fue recibido por el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone y el responsable de Asuntos Exteriores, arzobispo Dominique Mamberti.
El comunicado oficial del Vaticano suma siempre los temas abordados en ambas reuniones, sin especificar en cuál de ellas se han tocado cada uno, pero con frecuencia se repiten en los dos encuentros. Según el comunicado, los coloquios abordaron «la situación política y social del país», después de la muerte de Hugo Chávez, y «algunos problemas actuales como la pobreza y la lucha contra la criminalidad y el narcotráfico».
El cardenal arzobispo de Caracas, Jorge Urosa, manifestó hace dos días su esperanza de que el Papa invitase a Maduro a poner fin a sus frecuentes ataques contra la oposición y contra quienes no están de acuerdo con su política. A su vez, en medios vaticanos se esperaba un fuerte llamamiento del Papa al diálogo social, para evitar que la situación del país vaya a peor.
La Santa Sede destacaba entre los temas abordados «la decisiva contribución de la Iglesia católica en el terreno de la caridad, la asistencia sanitaria y la educación».
Los comunicados son siempre muy «diplomáticos», para no molestar nunca al mandatario visitante, pero el texto dice con toda claridad que «mbas partes coincidieron en la necesidad de un diálogo sincero y constante entre la conferencia episcopal y el Estado, para el desarrollo de toda la nación».
Fuente: ABC