Carente de capacidades motrices, desnutrida y echando sangre por la boca, Feliciana Tijutani, madre del reservista César Copa, tuvo que ser traslada al Hospital de Essalud Daniel Alcides Carrión, luego de sostener una huelga de hambre por 20 días.
Ella al igual que su yerna Lidia Sarmiento, evacuada la semana pasada al nosocomio regional Unánue, decidieron tomar esta medida radical de protesta en busca de la liberación de Copa Tijutani y los reservistas procesados por la asonada de Andahuaylas (2005), quienes cumplen un mandato de carcelería preventiva irregular de más de 3 años.
"Cuando se la han llevado no tenía ni fuerza para moverse ni nada, pero así es cuando no hay justicia para nosotros, para los pobres, por eso Feliciana ha dicho que apenas salga del hospital de vuelta va a regresar", señaló uno de los presentes en la carpa instalada en Plaza Quiñones, desde donde la sacrificada madre buscaba ser escuchada.
Alrededor de la tienda de campaña se agruparon muchos, entre curiosos y simpatizantes de los etnocaceristas reclusos, ellos se comprometieron ante los medios de comunicación a imitar la medida asumida por Feliciana Tijutani.