Cómplice aún se encuentra prófugo. Delincuentes maniataron al taxista con cinta adhesiva en ojos, boca, brazos y piernas para luego abandonarlo al interior de su unidad a espaldas del cementerio general.
ADMITIÓ SU CRIMEN. (Foto: Radio Uno)
Tras dos años de intensa búsqueda fue capturado esta mañana (9:30 horas) ERICK JAIME TARAPA FLORES (23) alias ‘‘Tarapa’’ , quien sin piedad asesinó el 7 de agosto del 2012 al taxista Nelson Eloy Avendaño Quispe (20). La intervención se produjo en la calle San José Gómez en el Pueblo Joven Vigil donde vivía junto a su esposa e hija.
El sujeto confesó su crimen, pero indicó que no actuó solo sino en complicidad de Rolando Nieto Cohaila (23) alias ‘‘Rolo’’ o ‘‘conejo’’ quien según la policía se encontraría en la región Cusco. Su captura sería cuestión de tiempo.
Según contó Tarapa a la PNP, él y su compañero -ambos en estado etílico- tenían un pedido de una memoria para autos que se ajustaba al modelo que Avendaño traía en su taxi lo que motivo el asalto. Sin embargo –dijo- en ningún momento su intención fue asesinar al taxista sino maniatarlo y robarle, pero algo salió mal. ‘‘Se nos pasó la mano y cuando nos dimos cuenta ya no respiraba’’, habría comentado a la PNP.
Pese a su corta edad, este criminal ya cuenta con un prontuario policial por abigeo en la zona de Tarata y antecedentes por robo de cableado de tendido eléctrico.
El detenido fue trasladado a la carceleta judicial a la espera del desarrollo de las diligencias en su contra.
CASO. Como se recuerda al promediar las 23 horas de aquel fatídico 7 de agosto del 2012, compañeros del taxista hallaron el cuerpo en posición de cubito dorsal entre el asiento delantero y el posterior del vehículo de placa Z2O-197. Su cabeza flexionada hacia abajo, sus piernas recogidas sujetas a cinta adhesiva, mientras que sus manos presentaban escoriaciones que demostrarían que habría sido golpeado en más de una oportunidad.
Cabe indicar que familiares de Avendaño mantuvieron una lucha constante por hallar al responsable de tan horrenda muerte. Y es tras dos años de búsqueda que pueden ver la cara de uno de los asesinos y exigir la máxima pena.