El ataque a las cárceles de Nigeria se ha convertido en una de las principales fuentes de captación para el grupo islamista
El líder de la secta islamista, Abubakar Shekau. (ABC)
Boko Haram continúa con sus lecciones aceleradas de escapismo. En las ultimas horas, al menos 132 presos han huido de una cárcel del Estado de Kogi, centro de Nigeria, después de que sus instalaciones fueran atacadas por presuntos miembros de la milicia islamista.
«Explosionaron las instalaciones con dinamita», reconocía este lunes el portavoz de la Policía de Nigeria, Emmanuel Ojukwu. Pese a que ninguna organización ha asumido la autoría de la acción armada, se da la casualidad de que este mismo penal ya fue asediado por milicianos de Boko Haram en febrero de 2012. Entonces, cerca de 119 reclusos escaparon.
Y no es el primer caso. Ya el 7 de septiembre de 2010, en el considerado por la mayoría de analistas el prólogo de su dilatada carrera terrorista, Boko Haram había liberado a 721 prisioneros que se encontraban retenidos en la cárcel de Bauchi.
Apenas un año después, en enero de 2012, otros 40 correligionarios del grupo huían del penal de Damaturu, a apenas 280 kilómetros del anterior centro.
De igual modo, a mediados del pasado año, 55 personas perdieron la vida y 105 reos fueron liberados en un ataque contra una prisión de la ciudad de Bama, al noreste del país.
Con ello, la liberación de presos se ha convertido en una de las principales fuentes para captar nuevos correligionarios para el grupo islamista.
La situación de las cárceles también ayuda. Por ejemplo, la prisión nigeriana de Kirikiri, en Lagos, cuenta con un 250% de sobrepoblación. De igual modo, de 54.000 reos retenidos en las presidios del país a finales de 2012, 38.000 de ellos se encontraban todavía a la espera de juicio más de un año después.
(ABC.es)