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LA INDEPENDENCIA INCONCLUSA

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LA INDEPENDENCIA INCONCLUSA

                                      

    Efraín Choque Alanoca

 

A 187 años de fundada e impuesta la República criolla, en contra de las más amplias mayorías nacionales, conviene hacer un brevísimo balance desde la perspectiva critico-nacional.

 

Para quienes sentimos que en nuestra Patria, un 28 de julio de 1821 se cristalizó la imposición del proyecto nacional criollo con los auspicios del imperialismo británico de ese entonces, no podemos dejar de manifestar  que el sueño por la verdadera independencia nacional está en construcción.

 

Cuando la élite criolla juró por la independencia de España, lo hizo sin abjurar de la Conquista (P.Macera). Es decir, la República criolla significó un nuevo pacto colonial, en contra del pueblo, por eso hasta hoy persisten los mecanismos y la mentalidad colonialista que se ha insuflado en los sucesivos gobiernos, que como nuevos aristócratas han gobernado y gobiernan a espaldas de nuestro pueblo trabajador de raíces andino-amazónicas. Esta República, al viejo estilo del régimen colonial, dividió al Perú en Perú Oficial y Perú Profundo, lo que antes fue la República de Españoles y la República de Indios.

 Por eso, los peruanos que desde Tacna, conocemos el inmenso valor del concepto de  Patria Invisible y ocupada, y de la promesa frustrada de la vida próspera y feliz, con que nació la actual  República, creemos firmemente, que a nuestra generación le corresponde la tarea histórica e ineludible de conquistar la verdadera independencia y la refundación de la República, a partir del gran cambio social que se viene gestando en el Perú desde hace décadas atrás, y que la República criolla y su clase dominante no pudo conducir por el camino que la historia le tiene reservado, es decir por el camino de una Patria Libre, Soberana, Democrática y Popular que cumpla con las tareas democráticas y populares y a la vez devenga en Socialista y profundamente Humana. 

Participamos de la ruda y mortal imputación antidictatorial del sabio Francisco de Paula González Vigil cuando afirmó YO ACUSO, pero esta vez para acusar a toda la clase dominante peruana, por su falta de visión hegemónica como clase y de su falta de sentido nacional, así como por no haber dotado al país de un gran proyecto de desarrollo, capaz de vertebrar en el país un modelo de desarrollo acorde a las necesidades de las mayorías nacionales y colocar al Perú a la altura que sus inmensas potencialidades lo permitan. No supo  gobernar sino a espaldas y en muchas veces en contra del Perú. Como en los tiempos coloniales, generó dos naciones en nuestro territorio: El Perú Oficial y el Perú Profundo y olvidado como diría Jorge Basadre. Es decir, el Estado estuvo desarticulado de la Nación (N. Manrique). Y por tanto la práctica política oficial, salvo en raras excepciones, se confundió y campeó en el charco de la improvisación cortoplacista, el espíritu de capilla y la incapacidad de elevarse al direccionamiento de una gran empresa histórica.

 

Todos los modelos económicos aplicados por el capitalismo en el Perú fracasaron, ya sea el modelo primario exportador de materias primas, el modelo de sustitución de importaciones, el modelo neoliberal. Fracasaron porque esos modelos extranjeros de acumulación de capital no fueron y no son útiles y pertinentes para el desarrollo nacional. Fueron inventados e impuestos para el aprovechamiento y beneficio del sistema imperante y sus grandes empresas multinacionales. Son consustanciales, por tanto, sólo para la dominación imperialista. El sistema de dominación capitalista sólo ha generado en nuestros pueblos hambre, miseria, atraso y subdesarrollo. A la explotación económica, le acompaña el control político e ideológico, como también la dependencia científica y tecnológica. Todos los estudios sobre las tendencias de desarrollo del capitalismo en el Perú señalan como conclusión final que dicho sistema se agotó históricamente en su objetivo de generar crecimiento y desarrollo para nuestros pueblos. Por tanto, desde el punto de vista estratégico la lucha actual no pasa por el cambio de modelo sino por  el  cambio  de sistema.  Ello, en  consecuencia reclama la más amplia unidad y organización de todas las fuerzas sociales y políticas que tienen claro que la única salida para el desarrollo nacional es la conquista de una sociedad profundamente humana, verdaderamente democrática y socialista.

 Las actuales condiciones de vida no cambiarán sino se cambian las relaciones sociales de producción, y ello requiere del cambio social. Tan agresiva ha sido y es la campaña mediática de la oligarquía trasnacional que muchos sectores de nuestro pueblo piensan que no hay salida sino dentro de este sistema opresor e inhumano.  No se trata de una lucha aislada sino comprometida, donde los sectores medios y populares, en una alianza con otros sectores sociales patrióticos pugnan por un proyecto político efectivamente nuevo. La sociedad civil, debería jalonar esta acción contando para ello con el protagonismo de la clase trabajadora. 

Sostenemos que en esta nueva época histórica, le corresponde a la nueva generación enarbolar y conducir la lucha histórica por el gran cambio social que nuestra Patria  reclama.  Los  partidos y sus líderes tienen la obligación de reorientar sus líneas directrices y su  praxis concreta.

 

Todos quienes aspiramos de verdad la gran transformación de nuestro país, debemos centrar  nuestros mejores esfuerzos hacia la gran tarea de la unidad, de la coordinación en la acción concreta, deponiendo las prácticas pasadas caracterizadas por el divisionismo, el oportunismo, el distanciamiento entre la ética y la política, el trabajo cortoplacista, coyunturalista, sin sentido estratégico; es decir necesitamos un trabajo político de nuevo tipo, que actúe sobre la coyuntura pero sin renunciar al gran derecho humano al cambio social. Asumamos este compromiso ético y político, la Patria hoy lo exige.