Este fin de semana Luiz Inácio Lula Da Silva fue internado en la celda de Curitiba para cumplir una pena de 12 años a la que fue sentenciado por delitos de corrupción. «El tramo interno que está viviendo el país ha lapidado las aspiraciones del país, por lo menos lo inmediato», señaló Mackay..
Analista político Miguel Ángel Rodríguez Mackay.
Tras permanecer casi 48 horas en el sindicato en el que inició su carrera política y 26 horas desde que concluyó el plazo que le había dado la Justicia para presentarse, el antiguo líder sindical se entregó a la Policía en la noche del sábado. Esta es la primera vez en la historia de Brasil que un expresidente es encarcelado por un delito común, pues otros lo han sido pero por motivos políticos.
La crónica de una detención y encarcelamiento anunciado se hizo realidad después de una agonía del propio Luiz Inácio Lula Da Silva, para finalmente plegarse a la justicia. El objeto principal del encarcelamiento de Lula es por un delito que tiene una relación directa con lavado de activos y corrupción. Hubo un rechazo de los habeas corpus que presentó en su momento. No pudo salir de la trama y de las estrategias de sus abogados que pudieran llevar la causa en Libertad y en medida que está en la cárcel ya no puede ser candidato a la presidencia, eso lo ha neutralizado tremendamente, señaló el analista político Miguel Ángel Rodríguez Mackay.
El clima político conforme llega el tiempo de las elecciones, se tornará álgido en la medida que primero Lula estaba encabezando las encuestas y segundo que es lo más trágico; no hay un perfil que pudiera ser la pieza de cambio en el nivel y en el peso de Lula da Silva, estuvo Dilma Rusef pero fue destituida, afirmó.
Evidentemente es un Brasil impactado, una clase política tremendamente cuestionada por sus transversalidades ligadas a la corrupción que está llevando a una crisis muy importante del gigante sudamericano. Sin embargo el tramo interno que está viviendo el país ha lapidado las aspiraciones del país, por lo menos lo inmediato.