Relatos desgarradores de los padres de la escolar de 14 años y de la agricultora de 23 que fueron víctimas de Fermín Mamani Oquendo.
(Foto: Radio Uno)
La violación sexual no deja solo una víctima. También sus familias son agraviadas, como el dolor en el que están inmersos los padres de la escolar de 14 años y de la agricultora de 23 que en julio y agosto fueron atacadas por Fermín Mamani Oquendo en el distrito La Yarada Los Palos. La angustia de ambos no se sofoca con la cadena perpetua del violador.
ENSANGRENTADA
Para la familia de la escolar, el abuso sexual destruyó la tranquilidad en la que vivían.
“Yo ese día dejé a mi hija ese día ir al colegio. Nosotros hemos subido a la ciudad y llegamos como a las 4:20 pm más o menos a la casa y encontré a mi hija llorando en mi cuarto (…) Cuando entré al cuarto. ‘¿Qué ha pasado hija?, ¿por qué lloras?’. Mi hija saltó. ‘Papá no me dejes, papá no me dejes’, me dijo y me abrazó”, dijo el padre de la adolescente a Radio Uno.
“Yo pensé que había entrado ratero o algo. Miré su faldita del uniforme del colegio. ¡Sangre! Acá el cuello, esa parte. ¡Todo manchado! Habrá ahorcado. ‘¿Qué ha pasado hija?’. ‘Un hombre me ha abusado’. No sabía qué hacer ese rato”, relató el padre entre lágrimas, sentado en la parte posterior de un patrullero para el inicio de las diligencias, a la espera de los fiscales.
El padre había conversado con su hija solo 20 minutos después del repugnante ataque.
Según indicó la niña a su padre, el atacante grabó en vídeo y fotografió el momento de la agresión en un celular.
“Yo quiero cadena perpetua, pena de muerte. Si va a salir, igualito va hacer a otras niñas. Mira ahora cómo sufre mi hija”, exigió el padre de familia.
DESCALZO
En el mismo patrullero estaba el padre de la agricultora que el sábado 1 de agosto también fue atacada por Fermín Mamani Oquendo en un intento de violación.
El humilde padre señaló a Radio Uno que horas antes había visto Fermín Mamani Oquendo con otro sujeto cerca de la chacra donde cosechaba aceitunas. Jamás pensó que esa persona intentaría abusar de su hija de 23 años.
“Mi hija vino llorando. ‘Me ha quitado celular, me ha pegado’. ¡Con sangre la cara ha venido! Pero entonces seguimos el rastro. Calapata se ha acercado y después más allá de 100 metros le ha puesto zapatilla. Era como las 5 de la tarde”, contó angustiado el padre de la agricultora.
Al día siguiente del ataque, el padre, su hija y la Policía Nacional fueron a rastrear la zona de la agresión por casi 3 kilómetros, siguiendo huellas que había dejado el atacante. Lo ubicaron en el asentamiento humano 10 de Mayo.
“Que metan a la cárcel de una vez. Ese señor está acostumbrado a violar así. Una denuncia más le falta. Mañana ya seguramente van a llegar así una denuncia. También ha violado así más o menos le he escuchado así (…) Yo quisiera que haya justicia. Cadena perpetua, que manden a ese hombre enfermo”, reclamó el humilde padre de familia.