El pueblo de Cañete está preso del dolor por las pérdidas humanas y materiales a causa del fuerte movimiento telúrico de la semana pasada. Día a día acrecientan la angustia y repudio al Gobierno Central, que no presta mucha atención a sus carencias ya que no considera la zona en emergencia por el desconocimiento de la real situación de los poblados rurales de dicha jurisdicción.
El terremoto destruyó el 80 % de las casas que eran de adobe, por lo que muchos habitantes duermen a la intemperie por miedo a un maretazo y las replicas que terminarían de destruir sus viviendas.
Alrededor de 100 mil habitantes se encuentran desatendidos en Imperial, Lunahuaná, Calango, Cerro Azul, San Luis y San Isidro; centros poblados con gran cantidad de población infantil.
"Los niños están enfermos y necesitan ser atendidos y recibir alimentos básicos para su desarrollo y crecimiento, el problema del agua y recepción de víveres son de nunca acabar", comentó el periodista local Eliseo Vicente.
"Sumado a ello la delincuencia prolifera en el sector. Algunos inescrupulosos han saqueado lo poco que la población tiene por lo que los habitantes forman brigadas para resguardar sus comunidades, otros lucran con la carencia de los afectados y elevan los precios de alimentos, velas", continuó.
Agravando esta situación, la naturaleza se sigue ensañando con la población del sur. Cañete está aterrorizada por las constantes replicas y maretazos que azotan la localidad.