“HASTA QUEMAR EL ULTIMO CARTUCHO”
Tacna al reintegrarse al Perú, el 28 de agosto de 1929, tras una cruenta ocupación de medio siglo por un ejército extranjero, se constituye en el único pueblo peruano que juro su independencia en dos históricas oportunidades: la primera aconteció en julio de 1821 al jurar con San Martín la libertad de la ocupación española y le corresponde a Tacna lucir en sus blasones, su fe, trayectoria y destino libertario, desde ese lejano 20 de junio de 1811, día en que el prócer Francisco Antonio de Zela acompañado de un grupo de tacneños encabezados por el cacique José Rosa Ara lanzaron desde las riveras del idílico y rumoroso Caplina, el Primer grito de Libertad en el Perú.
Tacna perdió su integridad territorial luego de la derrota del ejército aliado Perú – Boliviano, el 26 de mayo de 1880 en las pampas del cerro Intiorko que luego de esa sangrienta conflagración pasó a ser llamada por la historia, Batalla del Alto de la Alianza.
Tacna fue cercenada físicamente del territorio nacional, pero nunca, nunca pudo el invasor, ni con dádivas ni prebendas, ni con amenazas ni coacciones, ni con la muerte que esgrimió muchas veces contra hombres y mujeres de la Tacna irredenta, torcer el sentimiento libertario y peruano de un pueblo que anhelaba fervientemente cobijarse bajo el rojo y blanco de la Enseña Nacional y entonar con “alma” vida y corazón” las sagradas notas del “Somos libres seámoslo siempre”.
Han trascurrido 78 años del retorno jubiloso de Tacna a la integridad territorial. Es la hora de la recordación de los hechos y el agradecimiento a quienes fueron protagonistas de esas páginas gloriosas de nuestra historia. A ellos nunca debemos olvidarlos. Por ello debemos recordar que en todas las acciones bélicas de la “Guerra del Pacifico”, estuvieron presentes hijos de esta tierra bendita, o bien armados con rifles y sables, o bien con palas, picos y azadones.Por ello decimos gracias a los valientes escuadrones que se armaron en la Sociedad de Artesanos de Tacna, a los agricultores de Para, que con sus hijos formando la “Columna Para” subieron al intiorko a inmolarse, con “artesanos” en defensa de la tierra amada.
Gracias a los sobrevivientes del 26 de mayo de 1880, que no dudaron en acudir al Morro de Arica, para el 7 de junio de 1880, entregar la vida con el Titán del Morro: Francisco Bolognesi, muriendo “hasta quemar el último cartucho”. Un agradecimiento que debe ser veneración permanente del pueblo de Tacna, es a sus mujeres congregadas en la Sociedad de Auxilios Mutuos de Señoras, fundada cortos años después de la ocupación de Tacna, porque fueron esas mujeres las que ante la ausencia de los tacneños muertos en los campos de batalla, o deportados tras el triunfo del invasor, hicieron de sus hogares Santuarios del patriotismo y Teas encendidas de la libertad, sojuzgada, pero nunca vencida.