El terrorismo ha vuelto a golpear la ciudad de Moscú tras un largo intervalo y lo ha hecho en uno de sus sistemas más vulnerables, el Metro , y en horas de máxima afluencia, con dos atentados cuidadosa y estratégicamente planeados para multiplicar el efecto desestabilizador y distorsionar al máximo el tráfico en el principal medio de transporte de esta metrópoli, que es utilizado cada día por 9 millones de personas .
Los atentados, que según datos provisionales han costado la vida a 37 personas y han causado heridas a otras 65, ocurrieron ambos con un intervalo de algo más de media hora en dos estaciones claves, que se encuentran unidas entre sí por una misma línea (la línea roja) y son a la vez puntos de transbordo con otras líneas. Ha sido precisamente en la línea roja donde han sucedido las explosiones, primero en la estación Liublianka, a las 7,56 horas de la mañana (dos horas antes en España), y luego, en Park Kulturi, a las 8,40 horas. En el primer caso se han registrado 23 muertos y en el segundo, 15.
En los dos casos, las explosiones han tenido lugar en el interior de trenes que estaban circulando cuándo estos se encontraban en la estación, por lo que entre las víctimas hay tanto pasajeros a bordo de los vagones como los que se encontraban en las plataformas. A los atentados ha seguido confusión y momentos de pánico, según testigos, así como falsas alarmas sobre otros atentados que no se han confirmado. El fiscal de Moscú Yuri Semen, ha manifestado que las explosiones respondían a un mismo modelo y supuestamente habían sido realizadas por terroristas suicidas que llevaban los explosivos pegados al cuerpo. Esta hipótesis ha sido avalada después por el Servicio Federal de Seguridad que ha añadido que los supuestos terroristas eran mujeres, según cita la agencia Interfax, y así se lo ha comunicado al presidente ruso Medvédev . De entrada se había barajado la posibilidad de que los atentados hubieran sido cometidos con ayuda de un teléfono móvil.
El jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB), Alexandr Bórtnikov, que las mujeres suicidas procedían del Cáucaso Norte. "Según los datos preliminares, los atentados fueron cometidos por grupos terroristas que tienen relación con el Cáucaso Norte. Esta es la versión principal", ha Bórtnikov al informar al presidente ruso, Dmitri Medvédev, según las agencias rusas. Bórtnikov ha asegurado que "en el lugar de las explosiones se encontraron fragmentos de los cuerpos de dos mujeres suicidas (…), que se cree que proceden del Cáucaso Norte". Las fuerzas de seguridad rusas buscan ahora a otras dos mujeres que acompañaban a las terroristas suicidas hasta la entrada del metro moscovita y que fueron filmadas por las cámaras de seguridad del metro.
La estación de Liubianka se encuentra junto a la sede central del Servicio Federal de Seguridad (SFS), la antigua KGB de la Unión Soviética, por lo que el primer atentado puede considerarse un desafío simbólico contra la institución encargada de dirigir y coordinar la lucha contraterrorista.
Investigación por terrorismo
La última oleada de terrorismo en Moscú se remonta a 2004, año en que sucedió también la toma de rehenes en la escuela de Bislán, en Osetia del Norte, que se saldó con más de 300 muertos. En febrero de ese año se registró un atentado entre dos estaciones de Metro en el que murieron 41 personas y 250 resultaron heridas. En agosto, junto a la estación de Rizhskaia, una explosión produjo la muerte de 10 personas. Antes había habido actos terroristas en el Metro de Moscú en 1996 (cuatro muertos), 1998 (tres heridos), 2001 (veinte heridos).
El director del Servicio Federal de Seguridad, Alexandr Bórtnikov, ha informado al presidente de los sucesos, y el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, se ha personado inmediatamente sobre el terreno. El fiscal general del Estado, Yuri Chaika, ha asumido la responsabilidad por la investigación y ha sido incoada una causa criminal por terrorismo.
Las pistas de los atentados llevan a los insurgentes islamistas radicales del norte del Cáucaso . Recientemente, en una operación del Servicio Federal de Seguridad en Ingushetia fue muerto Said Buriatski, nombre de guerra con el que se conocía al ideólogo del terrorismo suicida, que en realidad se llamaba Alexandr Tijomírov, y procedía de Ulan Udé, la capital de Buriatia, en Siberia. De padre buriato y madre rusa, Buriatski, que de pequeño fue educado en el budismo, se encargaba de preparar a terroristas suicidas. A él se le atribuye entre otras cosas el atentado contra el tren Nevski, en la ruta de San Petersburgo a Moscú, que sucedió el 27 noviembre 2009, y a resultas del cual perecieron 28 personas. Ahora, lo ocurrido en Moscú hace pensar que alguno de sus discípulos podría continuar la labor del maestro.
Cortesía: El País