A 34 años del derrocamiento del gobierno socialista del presidente chileno Salvador Allende ejecutada por la junta militar que dirigía en ese entonces el extinto y siniestro general Augusto Pinochet, en cuyo gobierno se desató una persecución a miembros y simpatizantes de los movimientos y partidos de tendencia izquierdista y socialista; en ceremonia especial desarrollada en el Palacio de la Moneda, último recinto de defensa de Allende, la actual mandataria de la nación mapocha Michelle Bachelet llamó a todos sus conciudadanos a convertir el "11 de septiembre" en un compromiso para lograr un Chile mejor.
"El 11 de septiembre es un día de conmemoración, es un día de reflexión. Hace 34 años en nuestra patria hubo tensos sucesos que terminaron con la democracia y además con la vida de muchos compatriotas…Hoy día el mejor homenaje que podemos hacerle a todos aquellos que perdieron la vida luchando por la democracia y por la patria -aseveró- es construir una sociedad, un país, que garantice oportunidades, que le dé derechos, así como deberes propios de la democracia a cada uno de nuestros compatriotas", manifestó en su alocución, siendo acompañada por Carmen Paz y de Marcia, hija y nieta del Presidente Salvador Allende, quien entregara su vida por la dignidad, por la democracia del vecino país del sur.
Vestida de negro, depositó una ofrenda floral en la placa recordatoria signada al ex mandatario quien fuera en vida un verdadero precursor del socialismo democrático. Frente a ella, Bachellet expresó que este 11 de septiembre debe convertirse en un compromiso para que Chile, se convierta en una nación más democrática, más humana y libre.
A su turno, la diputada socialista mapocha e hija del derrocado mandatario, Isabel Allende, aseveró que para su progenitor , la democracia, el pluralismo y la libertad conformaban una "triada sagrada" en su pensamiento político.
Dijo que Salvador Allende fue un férreo defensor de los cambios profundos dentro de la sociedad chilena ."No tengo ninguna duda de que a Salvador Allende no sólo se le puede recordar por su consecuencia, sino que también tiene vigencia plena este ideal que tenía de hacer profundos cambios y además de eso fue siempre un defensor del Estado de Derecho y de la democracia", añadió.
De otro lado, lamentó profundamente que se haya restringido algunos actos programados por la Central Unitaria de Trabajadores .en el palacio de la Moneda y la Plaza de la Constitución para conmemorar el golpe de estado de 1973, señalando que al hablar de democracia como propugna el actual gobierno chileno, se debe dar absoluta libertad a manifestar pública y libremente sin ninguna restricción siempre respetuosos del orden.
Como se recuerda El 11 de septiembre de 1973, el gobierno de la Unidad Popular fue derrocado por las Fuerzas Armadas y Carabineros; el Palacio de la Moneda donde el presidente chileno Salvador Allende resistió junto a sus más leales colaboradores hasta el final, fue bombardeado. A todos sus cercanos les había advertido que él moriría en el lugar donde lo había puesto el pueblo: como Presidente de Chile. Desde el Palacio dirigió sus últimas palabras. A las dos de la tarde, antes de que los militares entraran en el Palacio, Salvador Allende se suicidó.
La historia chilena, señala que luego de este lamentable suceso que traería consigo el inicio de una dictadura militar de 17 años dirigido por el general Augusto Pinochet, se dispuso el toque de queda a nivel nacional desde las 15:00 horas de ese 11 de septiembre. De esta manera comenzó la persecución a los pro Allendistas, dirigentes de la Reforma Agraria chilena, dirigentes y simpatizantes comunistas y socialistas, universitarios miles de pobladores fueron conducidos al estadio de Chile y luego al "Nacional", donde en pleno concierto del cantautor Víctor Jara fueron ejecutados por la gendarmería chilena.
He aquí el último discurso de Salvador Allende como presidente de Chile, aquel funesto 11 de septiembre de 1973.
Santiago de Chile
11 de septiembre de 1973
7:55 A.M. Radio Corporación
Habla el presidente de la República desde el Palacio de La Moneda. Informaciones confirmadas señalan que un sector de la marinería habría aislado Valparaíso y que la ciudad estaría ocupada, lo que significa un levantamiento contra el Gobierno, del Gobierno legítimamente constituido, del Gobierno que está amparado por la ley y la voluntad del ciudadano.
En estas circunstancias, llamo a todos los trabajadores. Que ocupen sus puestos de trabajo, que concurran a sus fábricas, que mantengan la calma y serenidad. Hasta este momento en Santiago no se ha producido ningún movimiento extraordinario de tropas y, según me ha informado el jefe de la Guarnición, Santiago estaría acuartelado y normal.
En todo caso yo estoy aquí, en el Palacio de Gobierno, y me quedaré aquí defendiendo al Gobierno que represento por voluntad del pueblo. Lo que deseo, esencialmente, es que los trabajadores estén atentos, vigilantes y que eviten provocaciones. Como primera etapa tenemos que ver la respuesta, que espero sea positiva, de los soldados de la Patria, que han jurado defender el régimen establecido que es la expresión de la voluntad ciudadana, y que cumplirán con la doctrina que prestigió a Chile y le prestigia el profesionalismo de las Fuerzas Armadas. En estas circunstancias, tengo la certeza de que los soldados sabrán cumplir con su obligación. De todas maneras, el pueblo y los trabajadores, fundamentalmente, deben estar movilizados activamente, pero en sus sitios de trabajo, escuchando el llamado que pueda hacerle y las instrucciones que les dé el compañero presidente de la República.
8:15 A.M.
Trabajadores de Chile:
Les habla el presidente de la República. Las noticias que tenemos hasta estos instantes nos revelan la existencia de una insurrección de la Marina en la Provincia de Valparaíso. He ordenado que las tropas del Ejército se dirijan a Valparaíso para sofocar este intento golpista. Deben esperar las instrucciones que emanan de la Presidencia. Tengan la seguridad de que el Presidente permanecerá en el Palacio de La Moneda defendiendo el Gobierno de los Trabajadores. Tengan la certeza que haré respetar la voluntad del pueblo que me entregara el mando de la nación hasta el 4 de Noviembre de 1976. Deben permanecer atentos en sus sitios de trabajo a la espera de mis informaciones. Las fuerzas leales respetando el juramento hecho a las autoridades, junto a los trabajadores organizados, aplastarán el golpe fascista que amenaza a la Patria.
8:45 A.M.
Compañeros que me escuchan:
La situación es crítica, hacemos frente a un golpe de Estado en que participan la mayoría de las Fuerzas Armadas. En esta hora aciaga quiero recordarles algunas de mis palabras dichas el año 1971, se las digo con calma, con absoluta tranquilidad, yo no tengo pasta de apóstol ni de Mesías. No tengo condiciones de mártir, soy un luchador social que cumple una tarea que el pueblo me ha dado. Pero que lo entiendan aquellos que quieren retrotraer la historia y desconocer la voluntad mayoritaria de Chile; sin tener carne de mártir, no daré un paso atrás. Que lo sepan, que lo oigan, que se lo graben profundamente: dejaré La Moneda cuando cumpla el mandato que el pueblo me diera, defenderé esta revolución chilena y defenderé el Gobierno porque es el mandato que el pueblo me ha entregado. No tengo otra alternativa. Sólo acribillándome a balazos podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir el programa del pueblo. Si me asesinan, el pueblo seguirá su ruta, seguirá el camino con la diferencia quizás que las cosas serán mucho más duras, mucho más violentas, porque será una lección objetiva muy clara para las masas de que esta gente no se detiene ante nada. Yo tenía contabilizada esta posibilidad, no la ofrezco ni la facilito. El proceso social no va a desaparecer porque desaparece un dirigente. Podrá demorarse, podrá prolongarse, pero a la postre no podrá detenerse. Compañeros, permanezcan atentos a las informaciones en sus sitios de trabajo, que el compañero Presidente no abandonará a su pueblo ni su sitio de trabajo. Permaneceré aquí en La Moneda inclusive a costa de mi propia vida.
9:03 A.M. Radio Magallanes
En estos momentos pasan los aviones. Es posible que nos acribillen. Pero que sepan que aquí estamos, por lo menos con nuestro ejemplo, que en este país hay hombres que saben cumplir con la obligación que tienen. Yo lo haré por mandato del pueblo y por mandato conciente de un Presidente que tiene la dignidad del cargo entregado por su pueblo en elecciones libres y democráticas. En nombre de los más sagrados intereses del pueblo, en nombre de la Patria, los llamo a ustedes para decirles que tengan fe. La historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen. Esta es una etapa que será superada. Este es un momento duro y difícil: es posible que nos aplasten. Pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida mejor.
Pagaré con mi vida la defensa de los principios que son caros a esta Patria. Caerá un baldón sobre aquellos que han vulnerado sus compromisos, faltando a su palabra… rota la doctrina de las Fuerzas Armadas.
El pueblo debe estar alerta y vigilante. No debe dejarse provocar, ni debe dejarse masacrar, pero también debe defender sus conquistas. Debe defender el derecho a construir con su esfuerzo una vida digna y mejor.
9:10 A.M.
Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Postales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la abuela que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos.
Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.FIN