La metodología adoptada para el reingreso de los menores a los colegios fue abrupta, así lo catalogó la psicóloga Andrea Montero. Este escenario permitió que los estudiantes no haya desarrollar herramientas para combatir cualquier tipo de hostigamiento o resocializar con sus compañeros.
“No terminamos de comprender, de hecho, que volver a la aula es el hecho de sentirse vulnerado”, acotó.
Como punto fundamental para entender el escenario expuesto, Montero señaló que las categorías y situaciones en las que se desarrolla en bullying han evolucionado, esto haciendo referencia a las redes sociales. Es un factor que influye que deja el confinamiento de estos años. Explicó que el bullying se trata de ejercer maltrato o generar la sensación de disminución en una persona de manera gradual, esto hasta llegar a un punto que podría involucrar agresión física.
“Estos dos años debieron servir para ayudar a los niños para afrontar esta situación. Lo importante es generar confianza en los niños. Muchas veces disminuimos el impacto emocional, el primer entorno social del niño es la familia”, expresó la especialista. Señaló que la familia al ser el primer “universo” en el que se desarrolla el menor tiene que ser un espacio que ayude a sentirse aceptados. Los mismos padres serían quienes disminuyen y vulneran a los niños al invalidar ciertos comportamientos al considerarse “inadecuado”, esto como un niño al llorar o incentivar el golpe entre los menores.
La triada escolar, conformado por docentes, padres de familia y los profesionales a cargo, son quienes están expectantes ante cualquier situación de bullying en el plantel educativo. Los docentes tienen que comprometerse, al igual que los padres.
“Hay una línea muy delicada de lo que se considera Bullying y lo que no”, señaló Montero.
SUICIDIO
Este tema es la última etapa asociada a la depresión, indica que los jóvenes no encuentran salida ante la problemática por la que están atravesando, esto ocasionando la búsqueda de la contención familiar y social. El adolescente al sentirse rechazado es que opta por la fatídica decisión de auto eliminarse.
El status y la medición académica se basa en el éxito social, a esto se añade el desarrollo académico y laboral, así como la independencia económica. En algunos casos la necesidad de aportar a la familia se suma el estrés que en ocasiones los mismos jóvenes no saben cómo solucionar.
