Enterado del tema, el ingeniero Carlos Hurtado Aspilcueta, precisó que quienes afirman que la planta de tratamiento de aguas residuales, que estará ubicada a 650 metros del balneario no emitirá olores ni contaminación, están “mintiendo” además de omitir que el producto final no alcanzará los niveles de pureza que se requiere para usar nuevamente el agua.
“Dentro de los argumentos que esgrimían los ingenieros, escuche y me sorprendió que digan que no habrá malos olores.”
Según explicó, este tipo de lagunas vienen siendo eliminadas por su alto costo de operación y mantenimiento que ascendería a unos 70 mil nuevos soles mensuales y por las graves consecuencias que provocan en el medio ambiente.
“En el Perú el 95% de plantas de tratamiento de aguas residuales son lagunas, este mismo problema lo tenía Chile hasta hace 10 años atrás. ¿Y qué es lo que ha pasado en Chile? Han empezado a eliminar las lagunas, porque contaminan el medio ambiente”.
Dijo que la EPS no tendría la capacidad de sostener un proyecto de tal envergadura, y prueba de ello es el abandono en el que se encuentran las pozas de Magollo. A ello se suma la falta de agua que hay en el sector, que es de vital importancia para el correcto funcionamiento de las redes de alcantarillado.
“Se requiere de un caudal de 180 a 200 litros por persona para que estas redes funcionen, en Boca del Río no hay eso”.
Finalmente manifestó que la materia orgánica que llega hasta la planta para su tratamiento, permanece de 5 a 7 días y no 45 días como lo ha anunciado la empresa a cargo del proyecto, consorcio Boca del Río. De permanecer tanto tiempo, los olores que producirán serán incontrolables.
“Seria aberrante si esto sucede. Tener la materia orgánica retenida en una laguna por 45 días va a ser preocupante, Magollo le va a quedar corto con los olores, con la contaminación ambiental”. Puntualizó.
