En el momento en que el cantante Michael Jackson se encontraba inconsciente producto del ataque cardíaco que finalmente acabaría con su vida, el médico Conrad Murray, implicado como responsable de la muerte del astro, desperdició tiempo en ocultar las pruebas que podrían involucrarlo, antes que llamar a los servicios de urgencia.
Esa fue la versión de la fiscalía durante la primera audiencia del juicio iniciado para determinar la responsabilidad de Murray en el deceso del "Rey del pop", ocurrida en junio del 2009, aparentemente como consecuencia de un mal tratamiento y de la aplicación inadecuada y abusiva del medicamento propofol.
La fiscalía dijo en la sesión que transcurrieron más de 20 minutos desde que el cantante tuvo la crisis hasta que Murray solicitó una ambulancia al 911.
"Hubo un número de acciones realizadas por el doctor Murray que mostraron una desviación extrema de los cuidados médicos estándar", dijo Walgren en la audiencia que contó con la participación de los familiares más cercanos del interprete de "Thriller".
Murray enfrenta una posible condena por homicidio involuntario. El médico es acusado de haber aplicado una sobredosis de propofol, un potente anestésico empleados en operaciones quirúrgicas, entre las 10.40 horas y las 11.00 horas del 25 de junio del 2009, fecha del deceso del artista.
La defensa del cuestionado médico señala que Jackson se suicidó al aplicarse una substancia que empleaba como somnífero.
En la audiencia de ayer, se presentó Kenny Ortega, productor de los conciertos que Michael Jackson iba a ofrecer en Londres y que iban a marcar su retorno a los escenarios después de varios años.
Ortega dijo que el 20 de junio, cinco días antes de su muerte, Jackson se encontraba debilitado y que por ello debieron suspender los ensayos del concierto.
No obstante, señaló que los días 23 y 24 de junio, vísperas de la muerte, el cantante se encontraba muy bien y que participó en "dos maravillosos días de ensayo".
El juicio continuará en los próximos días.
Cortesía: Andina