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TRAGEDIA EN EL MAR DE SICILIA

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Las autoridades italianas han confirmado que 20 personas han muerto y al menos unas 130 más están desaparecidas tras el naufragio, esta madrugada, de una barcaza en aguas del canal de Sicilia. Según fuentes de la Capitanía del Puerto de Lampedusa citadas por Ansa, la barca habría partido desde la ciudad de Fuguara, en Libia, con un "90% de probabilidades", y en ella viajaban desplazados somalíes y eritreos, con mujeres y niños. Algunos testimonios de las fuerzas de rescate han afirmado que en la embarcación viajaban cerca de 300 personas, aunque el dato no ha podido ser confirmado.

El accidente se produjo hacia las 04.00 horas, a unas 39 millas (70 kilómetros) al sur de Lampedusa, en aguas maltesas. Los guardacostas italianos trataron de rescatar a los inmigrantes, pero las adversas condiciones del mar (fuerza 6) y la oscuridad dificultaron la operación, la barca volcó y los pasajeros acabaron cayendo al mar, explicaron fuentes de la Capitanía de Puerto en Lampedusa.

48 inmigrantes pudieron ser rescatados y han llegado esta mañana a Lampedusa, muchos de ellos en condiciones muy precarias y con síntomas de hipotermia aguda. A estas horas, la Guardia Costera italiana prosigue con lanchas y helicópteros las labores de búsqueda de supervivientes.

El capitán Alessandro Vittorio, portavoz de la Guardia Costera, en declaraciones a France Presse, ha dicho: "Todavía mantenemos la esperanza, no han pasado todavía muchas horas desde el incidente. Desde nuestros barcos y helicópteros lanzamos todo tipo de boyas y lanzas para permitir que los pasajeros se agarren".

Los inmigrantes habían pedido ayuda a Malta a través de un teléfono por satélite, dijeron las mismas fuentes, que precisaron que dos lanchas de la Guardia Costera y un helicóptero de la Guardia de Finanzas respondieron a la llamada de auxilio después de que las autoridades maltesas alertaran a Roma.

Cerca de 21.000 inmigrantes procedentes del norte de África han llegado al sur de Italia desde principios de año, la mayoría con dirección a la pequeña isla de Lampedusa, situada a 150 kilómetros de la costa de Túnez. En los últimos días han empezado a llegar también desplazados de la guerra de Libia.

El arzobispo de Trípoli alertó hace un mes de que miles de eritreos y somalíes residentes en la capital libia estaban sin casa y buscaban huir del país.

Acuerdo frágil con Túnez y cumbre con Francia

Ayer, el ministro del Interior italiano, Roberto Maroni, negoció durante nueve horas en Túnez un acuerdo con su homólogo tunecino para tratar de poner fin a los desembarcos y repatriar a los inmigrantes que se encuentran en Italia.

El trato alcanzado, calificado hoy como "débil" por la propia prensa italiana, permitirá en principio repatriar a 800 inmigrantes a su país de origen, aunque el Gobierno de Túnez no ha querido precisar un plazo de tiempo concreto ni ha aceptado las repatriaciones de masa propuestas por Roma. Italia donará seis lanchas, cuatro patrulleras y un centenar de fueraborda a la policía tunecina para que pueda volver a controlar sus costas.

El Gobierno italiano ha anunciado hoy que el primer ministro, Silvio Berlusconi, se reunirá con el presidente francés Nicolas Sarkozy el próximo 26 de abril para tratar el problema migratorio. Francia está devolviendo a los miles de tunecinos que intentan escapar de Italia por la frontera de Ventimiglia.

Entretanto, Italia ha evacuado casi del todo a los inmigrantes llegados a la isla de Lampedusa, trasladándolos a otros lugares del centro y el sur del país entre las protestas de la población, pero los desembarcos continúan en un goteo constante. Esta noche han llegado a la diminuta isla 350 desplazados más.

Hoy ha atracado en Nápoles procedente de Lampedusa la nave Excelsior, con 531 personas a bordo. Los inmigrantes serán trasladados al campamento levantado en la provincia de Caserta. Roma ha abierto otros campamentos para inmigrantes en Manduria (Apulia), Civitavecchia (Lazio), Livorno (Toscana), pero las regiones del norte del país, gobernadas por la Liga del Norte, se niegan a acoger a los refugiados. La política allí la dicta Umberto Bossi, que la ha resumido con una frase vulgar ("fuera de las bolas"), y levantando el dedo medio.
Cortesía: El País