Con la Liga española prácticamente en manos del Barcelona y la Copa del rey en poder del Real Madrid, la Liga de Campeones inclinará finalmente la balanza de uno u otro lado.
El Barcelona parte con ventaja tras el 2-0 que logró en la ida en el Santiago Bernabéu. Nunca cayó el equipo azulgrana con una renta así en un duelo a doble partido en Europa.
La tensión, alta ya de por sí en duelos entre los eternos enemigos, se disparó aún más con denuncias cruzadas en la UEFA. El Barcelona se queja de la agresividad blanca, el Madrid de las simulaciones sobre el campo de los azulgranas.
La relación entre los jugadores de ambos equipos, en los que hay muchos campeones del mundo con España, está deteriorada. La de los técnicos es inexistente, séñala la agencia DPA.
El ruido dejará hoy paso al fútbol cuando el belga Frank de Bleeckere señale el comienzo del partido. Será entonces cuando se ponga a prueba la capacidad de Mourinho como entrenador.
La necesidad de remontar le obliga a modificar su sistema preferido, basado en la renuncia al balón y la presión defensiva en busca del contragolpe.
No podrá contar además con Pepe, la pieza clave en su "trivote" en el centro del campo, ni con Sergio Ramos, ambos sancionados.
En el Barcelona nadie duda del sistema. Su apuesta por el balón nunca varía. Andrés Iniesta entró en la convocatoria, por lo que probablemente se unirá a Xavi y Sergio Busquets en el centro del campo.
Por arriba son fijos David Villa, Pedro y Lionel Messi, mientras que en la defensa, protegiendo a Víctor Valdés, estarán Dani Alves, Javier Mascherano, Gerard Piqué y Carles Puyol.
El premio no es sólo la final de la Champions el 28 de mayo en Wembley. Si los catalanes ganan, su hegemonía sobre el Real Madrid se prolongará un año más. Si ganan los madrileños, truncarán de forma brillante, al menos por un año, el ciclo aplastante del Barça de Guardiola y Messi.
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