La Ciudad Heroica, hoy 5 de octubre, estuvo en los ojos del Vaticano. El Papa Francisco concedió a la Virgen del Rosario la Rosa de Oro, que es – según Monseñor Marco Antonio Cortez Lara en anterior entrevista a Radio Uno – «la máxima condecoración que un pontífice puede hacer a una imagen», y en esta ocasión otorgada por los 300 años de la patrona de Tacna y Moquegua.
La distinción fue entregada en la Catedral de Tacna por el Monseñor Paolo Rocco Gualtieri, Nuncio Apostólico del Perú en representación de su santidad, que presidió la Santa Misa, concelebrada por Monseñor Javier del Río Alba, Arzobispo de Arequipa y Monseñor Marco Antonio Cortez Lara, Obispo de Tacna y Moquegua.
La feligresía abarrotó el acto religioso que inició a las 10:00 a. m. y en la cual el Gobierno Regional de Tacna (GRT) y la Municipalidad Provincial de Tacna (MPT), entregaron reconocimientos a Nuestra Señora del Rosario. En el caso del GRT, el gerente general Jaime Carpio Camacho reveló la resolución ejecutiva regional 301-2024-GR/GOB.REG.TACNA y una medalla en agradecimiento a la virgen, y la MPT con el alcalde Pascual Güisa, la declaró Patrona Jurada de la ciudad de Tacna y nombró a Rocco Gualtieri huésped ilustre de la heroica ciudad de San Pedro de Tacna.
El Jubileo Mariano con motivo de los 300 Años de la sagrada imagen de Nuestra Señora del Rosario inició el 7 de enero y durante el año contó con participación de la población que peregrinaron con fe y devoción, escenario que tuvo mayor realce en la clausura este sábado.
La Rosa de Oro
Según, el portal Vatican News, «el símbolo de la rosa de oro, es un regalo exclusivo de los Pontífices cuando visitan a un santuario: un gesto antiguo para expresar reverencia a la Virgen María».
Y, de acuerdo con la Diócesis de Tacna y Moquegua en su página web oficial, la Rosa de Oro está realizada en plata con un baño de oro y representa a un rosal con flores, botones y hojas, todo ello colocado en un vaso de plata de estilo renacentista y con el escudo papal.
La Rosa de Oro es bendecida por el Papa el cuarto domingo de Cuaresma, o Laetare. Es un sacramental al ser ungida con el Santo Crisma e incienso, quedando de esta manera consagrada.
