El Consejo de Transición Nacional libio anuncia la muerte de Yunes, exministro de Interior sublevado.- Culpa de su asesinato a hombres prorégimen.- Rumores apuntan a que el general era investigado por sus lazos con la familia de Gadafi
Abdelfatah Yunes durante una conferencia
El sobrino de Abdelfatah Yunes, hasta ayer máxima autoridad militar de los rebeldes libio, ha anunciado que el cuerpo sin vida del general se encuentra ya en Bengasi, capital del bastión sublevado en el oeste del país. El cadáver, según la versión ofrecida por Abdul Hakim, tiene impactos de bala y muestras de que fue quemado. «Nos llamó a las diez de la mañana (del jueves) para decirnos que venía», ha declarado Hakim. El presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT), Mustafa Abdel Yalil, informó anoche «con tristeza» que Yunes había sido asesinado por hombres del líder libio Muamar el Gadafi. Sin embargo, los rumores en Bengasi señalan que los rebeldes libios tenían bajo lupa al jefe del Estado Mayor por sus lazos con el régimen.
Yunes comunicó el pasado 22 de febrero que dejaba la cartera de Interior, desde donde se le consideraba el número dos de Gadafi, y se alistaba a la «revolución» lanzada tan solo siete días antes por los rebeldes libios en el oeste del país. El general había permanecido junto al líder libio desde el golpe de Estado de 1969 que llevó al coronel a concentrar todo el poder en el país magrebí. Desde su sublevación, Yunes ocupó los puesto más altos del organigrama militar rebelde. Antes de su desaparición y asesinato, el entonces jefe del Estado Mayor se encontraba en la línea del frente de Brega, enclave petrolífero vital para las dos partes en el conflicto.
El general, como ha relatado su sobrino, fue llamado a viajar a Bengasi para atender un interrogatorio. Se desconoce la naturaleza de las preguntas que iba a responder o respondió Yunes, pero algunos rebeldes han apuntado a que fue arrestado por la brigada 17 de Febrero debido a los lazos que su familia aún mantiene con los gadafistas. También han señalado que el hasta ese momento jefe del Estado Mayor había contactado por su cuenta con el Gobierno que comanda Gadafi e incluso había prestado apoyo a las fuerzas prorégimen.
La muerte de Yunes resquebraja más si cabe la unión de los alzados y del CNT, único actor legítimo para los países que participan en la coalición internacional que combate a Gadafi, pero que encuentra muchas dificultades para controlar las acciones y abusos de los rebeldes en todos los frentes. Tras el anuncio de la muerte del general, fieles de su clan, los Obeidi, dispararon sus armas en el centro de Bengasi y reventaron los cristales del hotel desde donde el presidente del CNT leyó su comunicado.
No obstante y tras recibir el cuerpo, la familia del militar libio ha jurado lealtad a la lucha contra el régimen: «Primero Libia, hasta que Dios nos dé la victoria o nos elija para ser mártires», ha declarado otro de sus sobrinos, Mohamed Yunes. Junto al cadaver del general han aparecido los cuerpos de sus dos acompañantes, los oficiales Muhamad Jamis y Naser Marqum.
Cortesía: El País