Los activistas denuncian la muerte de 57 personas. Ban exige a El Asad que detenga \»de manera inmediata\» la violencia contra la población. El mandatario sirio no atendía las llamadas del secretario general de la ONU desde el pasado mes de mayo
El Ejército sirio ha entrado este domingo con tropas de tierra, carros de combate y excavadoras en las ciudades de Deir al Zor -la más grande del noreste del país- y de Homs (oeste) para atajar las protestas contra el régimen del presidente Bashar el Asad, según han informado activistas de la oposición. Horas antes, se ha sabido que el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, exhortó ayer al presidente sirio a que pusiera fin a la represión militar en el país, que también ha motivado, ya este domingo, el primer comunicado oficial de condena por parte de la Liga Árabe. Una organización de opositores ha señalado que al menos son 57 los muertos, Organizaciones de activistas presentes en Deir al Zor aseguran que hoy han muerto 57 personas, 38 de ellos en Deir al Zor. «Son las primeras cifras, el número de víctimas está aumentando cada hora», ha dicho un activista al que Reuters ha contactado por teléfono en Damasco.
Como es habitual desde que, cinco meses atrás, comenzaron las protestas y la represión sangrienta de las mismas, las cifras de víctimas no han podido ser verificadas de manera independiente por la restricciones que el régimen de El Asad impone a los informadores. Sin embargo, testigos locales afirman que el asalto militar a las dos ciudades está siendo intenso y han informado de «fuertes explosiones» en varios barrios de Deir al Zor. Según su relato, los residentes han instalado barricadas improvisadas, con rocas y postes, para impedir el acceso de los vehículos por las calles más estrechas. La población parecía estar prevenida del asalto: el pasado viernes, un activista de oposición advirtió a los líderes tribales de que el Ejército sirio tenía intención de irrumpir en la ciudad en breve, recomendando a los notables de la zona que se prepararan para el asalto militar.
Pero esta no es la única operación militar que ha puesto en marcha Damasco en las últimas horas. En la provincia de Homs, se ha producido un enfrentamiento entre civiles y militares leales al Gobierno. El presidente El Asad ha asegurado, tras estos nuevos ataques, que es un «deber del Estado» proteger la seguridad de sus ciudadanos y actuar contra aquellos que «violan la ley» en su país.
Preocupación en la ONU y la Liga Árabe
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, se ha mostrado alarmado por la escalada de violencia de los últimos días en Siria y así se lo ha hecho saber al mandatario del país. En una conversación telefónica mantenida ayer, el secretario general de la ONU ha exigido al presidente Bashar el Asad que detenga «de manera inmediata» el uso de fuerza militar contra la población civil, según informa un comunicado hecho público por la oficina de prensa de la ONU.
«En una conversación telefónica mantenida este sábado con el presidente de Siria, el secretario general de Naciones Unidas ha expresado su gran preocupación -y la de la comunidad internacional- ante la escalada de violencia y el aumento de víctimas en el país en los últimos días», agrega el texto.
También ha mostrado su «creciente preocupación» la Liga Árabe, en el que ha sido el primer comunicado oficial del organismo sobre los acontecimientos en Siria, uno de sus socios fundadores. Nabil al Arabi, secretario general de la organización panárabe, ha expresado su «creciente preocupación» y ha llamado a las autoridades sirias a «poner fin inmediatamente a todos los actos de violencia y campañas de las fuerzas de seguridad contra civiles».
Meses sin hablar
Ban ha intentado durante los últimos meses mantener una conversación con El Asad, según fuentes de Naciones Unidas, pero el presidente sirio había rechazado hasta ahora contestar a dichas llamadas. La última vez que ambos mandatarios hablaron fue el pasado mes de mayo, cuando Ban pidió a El Asad que pusiera fin a la represión. La nueva llamada telefónica se ha producido días después de que el pasado 3 de agosto el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas condenara la represión del Ejecutivo sirio contra los manifestantes, en lo que ha supuesto la primera acción de peso sobre el tema, después de que la división entre los miembros del Consejo haya bloqueado todas las propuestas anteriores. Cualquier otra declaración más contundente, así como la imposición de sanciones a los dirigentes del país, parece imposible ante el veto de China e Rusia, los únicos aliados que tiene Siria dentro del Consejo.
El comunicado de Ban hace referencia al «gran número de vidas que se han perdido entre las fuerzas de seguridad y la Policía», una afirmación que ha mantenido el Gobierno sirio desde el comienzo de las protestas y sobre la que los diplomáticos occidentales han mostrado suspicacias. Varias organizaciones humanitarias que trabajan en el país cifran en más de 1.500 las muertes desde que estallara la revolución en marzo. Esta semana, la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, responsabilizó al dirigente del país de la muerte de más de 2.000 de sus opositores.
En el comunicado de la ONU, Ban se ha referido también a las promesas formuladas por el presidente sirio sobre reformas políticas, cuando el pasado jueves legalizó por decreto los partidos políticos y ha promulgado una ley sobre la celebración de elecciones pluralistas. «El secretario general ha recalcado que para que esas medidas tengan credibilidad, el uso de la fuerza y los arrestos en masa deben detenerse de manera inmediata», agrega el texto. La misma posición que adoptó la oposición siria, que calificó de burla los pasos dados por El Asad los mismo días que las fuerzas de seguridad siria mataban a decenas de personas en la ciudad de Hama.
Por último, Ban ha reiterado las peticiones de Naciones Unidas para que Damasco permita la entrada de misiones de organizaciones humanitarias internacionales y del Alto Comisionado en Derechos Humanos de la ONU en el país.
Cortesía: El País