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¿Por qué el Derecho Romano sigue con nosotros?

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A pesar de los siglos, los principios del Derecho Romano siguen influyendo en los sistemas jurídicos contemporáneos ¿Qué hace que este legado sea tan duradero?

En un mundo en constante cambio, donde las leyes evolucionan rápidamente para adaptarse a nuevas realidades, resulta sorprendente que un sistema legal que data de hace más de dos mil años siga teniendo una influencia tan profunda en la actualidad. Nos referimos al Derecho Romano, un legado jurídico que, a pesar de haber sido desarrollado en la Antigua Roma, continúa siendo fundamental en la estructura legal de numerosos países, especialmente aquellos que se rigen por el sistema de derecho civil. Pero ¿Qué hace que este sistema siga vigente en la vida moderna?.

El Derecho Romano tuvo sus orígenes en la Antigua Roma, una civilización que alcanzó su máximo esplendor entre el siglo I a.C. y el siglo V d.C. Este sistema no solo regulaba las relaciones entre los ciudadanos romanos, sino que también establecía normas que guiaban a las sociedades de los territorios conquistados por Roma. Como señala el historiador André Magdelain, “el Derecho Romano no fue solo un instrumento de dominación, sino también de integración”. Esta capacidad de adaptarse a diferentes contextos sociales y políticos permitió que el sistema perdurara, incluso tras la caída del Imperio Romano en el año 476 d.C.

Una de las razones por las que el Derecho Romano sigue siendo relevante es que constituye la base del derecho civil, el sistema jurídico más extendido en el mundo. Países como Perú, España, Francia, Alemania y gran parte de América Latina han adoptado sus principios fundamentales. Un ejemplo notable es el Código Civil Napoleónico de 1804, que influyó en la codificación de muchos sistemas legales modernos, basándose en gran medida en el Derecho Romano. Según el jurista Alan Watson, “la codificación en la Europa moderna fue esencialmente una revitalización de las normas romanas”.

El derecho civil abarca áreas tan cruciales como la propiedad, los contratos y la familia, todos ellos desarrollados extensamente durante el apogeo del Derecho Romano. Conceptos como el “pacta sunt servanda”, que significa que los pactos deben ser cumplidos, siguen siendo un pilar del derecho de contratos en la actualidad. Este legado no solo establece un marco normativo, sino que también ha influido en la forma en que los sistemas legales interpretan y aplican la ley.

El estudio del Derecho Romano no se limita a ser una materia de interés histórico, sino que es una herramienta esencial en la formación de los juristas contemporáneos. En las facultades de Derecho de todo el mundo, los estudiantes aprenden sobre instituciones romanas como el “jus civile” y el “jus gentium” para comprender mejor los fundamentos del derecho moderno. En Perú, el Derecho Romano es parte integral del plan de estudios en universidades como la Universidad Privada de Tacna, donde los futuros abogados analizan cómo los principios romanos pueden aplicarse en contextos legales actuales. Esto no solo les proporciona una base teórica sólida, sino que también les enseña a pensar de manera analítica y estructurada, habilidades cruciales en el ámbito jurídico moderno.

Además de su impacto estructural, el Derecho Romano ha dejado una huella ética en nuestra concepción de la justicia. El jurista romano Ulpiano definió la justicia como “la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho”, una máxima que sigue resonando en los principios fundamentales de los sistemas legales contemporáneos. Esta visión de la justicia no solo influye en la redacción de leyes, sino que también guía la interpretación judicial en muchos países, asegurando que cada individuo reciba un trato justo bajo la ley.

La adaptabilidad es otra razón clave por la cual el Derecho Romano ha perdurado a lo largo de los siglos. Durante la Edad Media, este sistema legal fue redescubierto y adaptado por los juristas medievales, dando lugar al Derecho Común Europeo. Esta capacidad de ajustarse a nuevas realidades sociales, económicas y políticas es una de las razones por las que los principios del Derecho Romano siguen siendo aplicables hoy en día.

El derecho natural, desarrollado por los romanos, ha influido en la filosofía de los derechos humanos, integrándose en tratados internacionales y constituciones modernas. El filósofo John Finnis destaca que “la idea del derecho natural en el Derecho Romano es la raíz de muchas nociones contemporáneas de derechos humanos”, lo que demuestra que sus principios han trascendido el tiempo para convertirse en pilares de la justicia contemporánea.

En un mundo donde las sociedades cambian constantemente, el Derecho Romano sigue siendo una fuente de estabilidad y justicia. Su influencia no solo se refleja en la estructura de los códigos civiles modernos, sino también en la manera en que los sistemas jurídicos abordan los desafíos éticos y morales. Lejos de ser un sistema obsoleto, el Derecho Romano continúa siendo una guía para la resolución de problemas legales complejos, proporcionando un marco que combina tradición y adaptabilidad.

La vigencia del Derecho Romano radica en su complejidad, su capacidad para evolucionar y su enfoque en la equidad. A medida que el mundo sigue enfrentando desafíos legales y sociales, parece evidente que este sistema milenario seguirá con nosotros, ofreciendo un fundamento sólido sobre el cual construir un futuro justo.

Este artículo ha sido elaborado por estudiantes de Derecho de la Universidad Privada de Tacna: Fergie Ccanto, Christian Colque, Dilam Cabrera, Víctor Cotrado, Traicy Chambi, Andrés Borda, Leandra Azaña, Lesner Avendaño, Rodrigo Apaza y Ángel Carrera.