La ministra de Interior asegura que la policía necesita nuevos poderes mientras se plantea aplicar medidas más restrictivas en áreas específicas o a menores de 16 años
El Gobierno británico está dispuesto a tomar más medidas para prevenir más disturbios después de la oleada de violencia que asoló Londres y otras ciudades inglesas. La ministra de Interior británica, Theresa May, ha asegurado que la policía adquirirá nuevos poderes para afrontar la violencia urbana, entre los que se estudia que pueda imponer toques de queda en áreas específicas o para jóvenes de menos de 16 años.
La ministra ha dicho que la policía necesita nuevas pautas de funcionamiento, al tiempo que ha anunciado la creación de una Agencia Nacional del Crimen en el Reino Unido. Según sus palabras, es preciso, incrementar el número de policías desplegados en las calles, lo que en su opinión «no es incompatible» con que se lleve a cabo un recorte del 20% en los presupuestos que aplicará el Gobierno.
Para May, no importa tanto el número de agentes como el hecho de que sean visibles y en la actualidad solo el 12% de los policías pueden verse a la vez en las calles. «Las fuerzas policiales tendrán los recursos necesarios para desplegar agentes en la misma cantidad que hemos visto la semana pasada», ha apuntado la responsable de Interior. Sin embargo, la policía considera que en los próximos cuatro años será difícil mantener el orden, tras el recorte del 20% en el presupuesto de las fuerzas de seguridad aprobado por el Ejecutivo. Pero May ha afirmado que «es más importante ahora que nunca».
Ayer, por su parte, el primer ministro británico, David Cameron, abogó por recuperar los «valores» de la sociedad británica. El primer ministro conservador anunció una revisión de las políticas sobre la familia, la educación, las drogas y las prestaciones sociales tras los disturbios.
Más de 2.800 personas han sido detenidas durante las protestas que se originaron a raíz de la muerte de un joven en circunstancias sospechosas en Londres. La violencia y los saqueos se propagaron rápidamente a otras ciudades, como Manchester, Bristol y Birmingham.
Cortesía: El País