Fuerzas opositoras al líder libio Muamar Gadafi han entrado en la capital, Trípoli, tras seis meses de revueltas. Aunque todavía continúan los combates en la ciudad, parece que el mandato de Gadafi podría llegar a su fin después de 42 años al poder.
Libia sigue convulsionando
¿Por qué los rebeldes quieren expulsar al coronel Gadafi?
Gadafi ha gobernado Libia con mano de hierro desde que tomó el poder con un golpe militar en 1969. Los estudiantes fueron forzados a estudiar sus teorías políticas, tal y como constan en el llamado Libro Verde. Los partidos políticos fueron prohibidos y sus críticos detenidos, torturados y, en algunos casos, muertos.
Tras la caída de sus homólogos en países vecinos como Egipto y Túnez, grupos de libios empezaron a protagonizar también protestas exigiendo cambios. El gobierno de Gadafi respondió usando la fuerza contra los manifestantes en Trípoli y luego trató de controlar también la segunda mayor ciudad, Benghazi, donde los rebeldes tomaron el control.
¿Por qué intervinieron terceros países?
Se temía que el asalto a Benghazi, una ciudad con cinco millones de habitantes, fuera brutal. Por otra parte, a lo largo de los años, el coronel Gadafi se ha enemistado tanto con sus vecinos como con los países occidentales, aunque se mantuvo cercano, a través de incentivos económicos, a algunos países de África.
La Liga Árabe pidió a las Naciones Unidas que intervinieran para proteger a los civiles. En marzo, el consejo de seguridad de las naciones Unidas pasó una resolución que autorizaba «todas las medidas necesarias», excepto tropas en el territorio, para reforzar una zona de exclusión aérea.
Los aviones de la OTAN iniciaron el bombardeo de las fuerzas del gobierno, que se retiraron a las afueras de Benghazi.
¿La OTAN apoyó entonces a los rebeldes?
Los oficiales de la OTAN niegan que hayan actuado como una fuerza opositora desde el aire o que tengan contacto directo con los rebeldes. Sin embargo, reporteros acompañando a los rebeldes observaron que los bombardeos se producen a menudo sobre las fuerzas pro-Gadafi que ocupan posiciones frente a los rebeldes, facilitándoles su avance.
Los franceses admitieron que les proporcionaron armas, mientras que otros países les han proporcionado entrenamiento y apoyo logístico. Tanto los líderes occidentales como árabes han dicho abiertamente que querían al coronel Gadafi fuera del poder.
¿Por qué se ha tardado tanto tiempo?
Se precisaron cinco meses de bombardeos por parte de la OTAN para que los rebeldes pudieran acceder a Trípoli. Las fuerzas del coronel Gadafi están compuestas por verdaderos soldados equipados con armamento pesado, mientras que los rebeldes son un grupo de civiles con armas ligeras como la AK-47.
Los bombardeos fueron necesarios para reducir la ventaja militar del gobierno y para permitir que los rebeldes se organizaran y conformaran una adecuada fuerza de combate. Al final, avanzaron hacia Trípoli desde tres frentes, rodeando la ciudad costera. Muchos estaban sorprendidos de la poca resistencia que hallaron en la capital, aunque la resistencia aumentó con las horas.
¿Qué pasará ahora?
La primera tarea será encontrar al coronel Gadafi, acusado de cometer crímenes contra la humanidad por la Tribunal Penal Internacional, debido a la represión ejercida al inicio de las revueltas. Hasta que sea capturado, existe la posibilidad de que los que continúan leales a su causa empleen tácticas de guerrilla para desestabilizar a los rebeldes a medida que tratan establecerse en el poder.
El Consejo de Transición Nacional Rebelde (NTC) engloba a grupos muy diferentes, incluyendo exiliados de Gadafi y figuras de oposición. Combatientes de la etnia Bereber e islamistas también se unieron a la lucha contra Gadafi. Si estos grupos no tuvieran como elemento unificador su lucha contra el coronel libio, se teme que terminarían dándose disputas entre ellos. Un comandante militar rebelde fue asesinado en julio, según se reportó, por islamistas aliados a los rebeldes.
Sin embargo, asumiendo que formarán un gobierno estable, tendrán que mejorar las vidas de los libios y evitar una desilusión post-revolución, como la que ocurrió en Egipto y Túnez.
Cortesía: BBC