El segundo vicepresidente y legislador, Omar Chehade, negó hoy haber incurrido en algún delito o falta ética y moral en la reunión que sostuvo con tres oficiales de la Policía Nacional (PNP) a principios de octubre en un restaurante limeño.
Ante la Comisión de Ética del Congreso, Chehade aseguró que encargó a su hermano Miguel Chehade, gestionar una reunión con el general de la Policía Raúl Salazar, con la finalidad de agradecerle haber asignado protección durante la campaña electoral, analizar los sucesos de violencia del Estadio Monumental de Ate, y tratar el clima de seguridad ciudadana en Lima.
Según dijo, solicitó que en la reunión participe también el general Abel Gamarra, así como el general Guillermo Arteta, quien en ese momento tenía la jefatura de la División Territorial de Lima Norte.
Según una denuncia periodística, en dicha reunión Chehade habría cometido supuesto tráfico de influencias al pretender favorecer al grupo empresarial Wong en un litigio judicial por la empresa agroindustrial Andahuasi.
Chehade explicó que cuando llegó al restaurante pactado, encontró en la puerta a Luis Miguel Barandiarán, quien había transportado a su hermano, y a quien invitó a participar en la cita dado que no se iban a analizar temas de inteligencia.
Asimismo, aseguró que fue el general Guillermo Arteta quien tocó el tema de la azucarera Andahuasi al conversar con el general Abel Gamarra.
Sin embargo, reiteró que ese tópico se trató de forma tangencial, por breves minutos, y que él personalmente no intervino en ese asunto.
Aseguró que en la reunión, él intervino en el intercambio de opiniones sobre la muerte del hincha de Universitario de Deportes, Walter Oyarce, en el Estadio Monumental, y sobre la situación de violencia en los escenarios deportivos del país.
Sostuvo que al culminar la discusión sobre estos asuntos, decidió dar por concluida la reunión y procedió a retirarse.
Asimismo, Chehade dijo creer en la versión de su hermano quien asegura que nunca acudió al cuartel policial El Potao para entregar una resolución judicial sobre el caso Andahuasi.
Cuestionó también la idoneidad del testigo de la supuesta reunión en El Potao, Richard Salas, quien –según dijo- fue condenado por la justicia militar por el delito de infidencia y posteriormente pasado al retiro en dos oportunidades.
Al continuar con su exposición, Chehade sostuvo que la denuncia en su contra formulada en un medio de comunicación por el general Arteta obedece a que este oficial le atribuye responsabilidad en su reciente pase al retiro en la PNP.
Objetó, además, que Arteta no haya hecho la denuncia ante sus superiores inmediatamente después de haberse producido el supuesto delito de tráfico de influencias, sino que haya actuado después de haber pasado al retiro.
Mencionó que cuenta entre sus amistades con muchos generales de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, pero descartó haber intervenido en procesos de ascensos ni de pases al retiro.
Asimismo, señaló que en su presentación ante el Congreso, Arteta incurrió en varias contradicciones respecto a su denuncia original, y añadió que ante el peso de las evidencias se ha visto obligado a cambiar su versión.
Por el contrario, destacó que los generales Gamarra y Salazar hayan coincidido ante la Comisión de Fiscalización del Congreso que él no intervino en el tema Andahuasi durante la reunión.
Chehade admitió que reunirse con oficiales de la Policía, cuando estaba por iniciarse un proceso de renovación en los cuadros de la institución, fue un error que atribuyó a su escasa experiencia en la escena política peruana.
Por ello, pidió disculpas al país, pero negó que haya incurrido en delito o faltas a la ética y la moral, y recordó que muchos políticos y congresistas se reúnen en restaurantes o lugares públicos.
“Estoy muy tranquilo porque, a pesar de que el tema ha afectado mi honor y a mi familia, tengo la conciencia muy limpia”, acotó.
Cortesía: Andina