El gabinete egipcio ofreció su renuncia la noche de este lunes, al continuar los disturbios que han vuelto a convertir partes del centro de esta capital en campo de batalla. Al menos 33 personas han muerto, mil 700 han resultado heridas, y la viabilidad de las elecciones de la semana próxima se ve amenazada.
Jóvenes que arrojaban piedras se enfrentaron con la policía antimotines fuera de la Universidad Americana, cerca de la plaza Tahrir (Libertad), mientras cientos de manifestantes gritaban consignas en reclamo de la caída del mariscal de campo Mohamed Hussein Tantawi, líder de facto del país.
“El ejército está en guerra con el pueblo egipcio –afirmó Mustafá Karim, uno de los manifestantes–. El pueblo no confía en el mariscal de campo ni en el gobierno.”
Los manifestantes obtuvieron una victoria al menos parcial con la oferta de renuncia del gabinete, luego de la salida del ministro de Cultura, Emad Abu Ghazi. Un grupo de diplomáticos emitió un comunicado en el que condena la forma en que se han manejado las protestas recientes. Hubo versiones contrapuestas sobre si la renuncia había sido aceptada.
Los problemas de la noche del lunes vinieron después de horas de confrontaciones sangrientas que se extendieron desde la noche del domingo hasta las primeras horas de la mañana siguiente.
Médicos voluntarios que trabajan en pabellones improvisados cerca de la plaza Tahrir se esforzaban por atender a cientos de activistas gravemente heridos que eran llevados desde el frente de lucha.
Uno de los médicos, Haytham Magdy, informó haber visto un manifestante al que un vehículo le pasó encima de la cara. “Creo que debió de haber sido un vehículo militar –dijo–. Los huesos del rostro estaban destrozados.”
En algún momento la policía pareció abrir fuego en dirección de los manifestantes; trozos de ladrillo salieron girando de un conjunto de apartamentos. Luego se vio a un grupo de cinco activistas correr por un callejón oscuro llevando a un hombre de edad mediana que cojeaba; un chorro de sangre le caía del lado izquierdo de la boca.
El doctor Magdy dijo haber visto también el cadáver de una persona que parecía haber recibido un balazo en el bazo. Las autoridades han negado que usen municiones de verdad.
Todo lo que pedimos es nuestra libertad
, expresó Hassan Hani, ingeniero mecánico de 20 años que se manifestaba en la plaza, escenario de violentos choques en meses anteriores que llevaron al derrocamiento del presidente Hosni Mubarak. El Consejo Militar tuvo la oportunidad de ganar nuestra confianza, pero la desperdició.
La cadena de violencia comenzó la mañana del sábado, cuando unas cuantas decenas de activistas fueron arrestados y golpeados luego de pasar la noche en la plaza Tahrir.
Desde entonces se han subido a la Internet videos perturbadores. En uno, soldados y policías golpean a un hombre ya inconsciente. En otro, un manifestante al parecer sin vida es arrastrado por la plaza y arrojado junto a un montón de otros cuerpos.
Durante meses, activistas y ONG han acusado a los militares de abusar de su posición, utilizando tribunales castrenses para juzgar a civiles y prevaricando sobre la fecha de elecciones presidenciales.
Un informe de Aministía emitido este lunes sostuvo que los generales que gobiernan Egipto han restaurado el poder dictatorial para sus propios fines y son culpables de aplastar
la revolución de febrero.
También existen dudas y confusión sobre la viabilidad de elecciones parlamentarias, las cuales el Consejo Militar aún insiste en que se realizarán la semana próxima.
Algunos partidos políticos han suspendido campañas y llaman a posponer los comicios. Shaheer George, del Partido Libertad Egipto, de tendencia liberal, cuyos candidatos han detenido sus campañas, señaló que las elecciones deben posponerse y demandó la renuncia de los ministros del Interior y de Medios.
Cortesía: El Clarín de Chile