Un llamado a la conciencia y reflexión realizó el monseñor Marco Antonio Cortez Lara durante la misa central en honor a la Virgen de Copacabana. Pidió a los devotos honrar a Dios, no vivir para lo material, y valorar el verdadero significado de la festividad religiosa que hoy celebran.
«Este amor a la Virgen de Copacabana que vaya disminuyendo la contaminación precisamente del materialismo, del hedonismo, de una vida cerrada, de una vida horizontal», invocó el obispo de la Diócesis de Tacna y Moquegua, al mismo tiempo de aclarar que sus palabras no instan a no esforzarse a progresar pero sí tener en cuenta que «las cosas no son Dios, las cosas me tienen que servir a mí, yo no tengo que servir a las cosas».
En su mensaje también se rescata el dejar de lado los enfrentamientos y odios, pues resaltó que, «dos hermanos se peleaban por herencia qué raro ¿no? ¿eso ha quedado atrás? no, sigue siendo el pan de cada día. La codicia y la avaricia encierra el corazón lo seca, lo entumece», advirtió.
La fe es el equilibrio que da sentido a la vida. No es malo desear tener un negocio más o un mejor vehículo, «pero pregúntate qué más», dijo a la vez de recordar al Papa Francisco «cuando él decía con cierto sarcasmo, que él nunca había visto en un funeral llevando un muerto un cajón y detrás de él una casita con rueditas, la refrigeradora y todo lo demás». «Todos hemos venido con intención de pedir a la Mamita de Copacabana, ya sé que también hay que pedir las cosas materiales, pero puedes atreverte decir al señor Jesús: quiero ser como tu madre, quiero llevarte en mi corazón para transmitirlo a esa persona que sufre, a esa persona que ha intentado quitarse la vida, a esa persona alcohólica, a esa persona drogadicta, a esa persona que necesita de Dios«.
Si queremos resolver los problemas es menester llevar a Dios en nuestro corazón, «si no cambia el corazón no cambia nada, no seamos ingenuos, vivamos de verdad este compromiso», «nuestra sociedad tiene que convertirse en una sociedad más justa, más humana, sustentada en el amor a Dios y a los hermanos», sentenció.
A la actividad acudió el alcalde Demetrio Cutipa, regidores y delegación boliviana. Culminada la misa, pasaron a izar el pabellón nacional, la bandera de Tacna y bandera de Bolivia. Para ello, fue recorrido unos centímetros el cerco que rodea la plaza Héroes del Alto de la Alianza aún sin culminar.