El cierre de Megaupload, la web de servicios de intercambio de archivos más utilizado en Internet, ha puesto en primera línea el debate acerca del futuro de estas redes señaladas por las entidades de gestión de los derechos de propiedad intelectual mundiales como el principal responsable del desplome de los ingresos de la industria audiovisual.
El cierre de Megaupload abre el debate sobre el futuro de estas redes
Los efectos colaterales del cierre de Megaupload afectan a miles de webs que se alimentan de enlaces de descarga de contenidos alojados en su plataforma provocando que dejen de estar disponibles.
La pregunta es si lo sucedido será el fin de otros servicios como FileShare, Rapidshare y otras por el estilo que en mayor o menor medida han replicado el modelo o a redes P2P como BitTorrent o Emule.
Si nos remontamos a la Internet de los años noventa dónde un servicio como Napster provocó la irritación de las discográficas, que años después verían como una posible tabla de salvación servicios legales como Spotify o iTunes.
El acoso y derribo al que fue sometido hasta su agonía y su desaparición como servicio de intercambio de ficheros no supuso el final del problema. Nuevos servicios, algunos de los cuales coexistían ya con Napster, tomaron el relevo: Kazaa, Emule, etc.
En los últimos años los servicios “Cloud” construidos sobre Internet se han popularizado. Permiten a usuarios y empresas disponer de su propio espacio alojado en servidores de grandes plataformas como Google, Amazon y otras.
Los servicios en “la nube” permiten acceder desde cualquier lugar del mundo y desde ordenadores, móviles o tabletas a los archivos que se alojen. Además los usuarios pueden compartir su espacio con otros usuarios.
¿Hasta que punto la nueva legislación que pretenden adoptar países como España o Estados Unidos podrán regular y establecer medidas sobre estos servicios “cloud” sin vulnerar, por ejemplo, derechos fundamentales?
Internet de los internautas
Pero Internet es un entorno muy complejo y descentralizado construido sobre tecnologías de fácil uso. Los internautas se organizan en comunidades cerradas, aprovechando en algunos casos las redes sociales, dónde comparten sus ficheros a través de servidores privados que no están abiertos a todos los usuarios sino sólo a los que son miembros de la comunidad.
El fin de Megaupload no parece en este momento el final de las redes de intercambio de archivos. Los obstáculos tecnológicos y jurídicos son aún una problemática insalvable para los que buscan el fin de estos sistemas.