El panorama político peruano experimentó un cambio drástico en las últimas horas, resultando en la «caída total» del gobierno de Dina Boluarte, su gabinete y prácticamente toda su administración. Tras la votación en el Congreso, el gobierno del país ha sido asumido de manera transitoria por el congresista José Jerí.
El excongresista Alberto Quintanilla, indicó que las cosas «se han precipitado», siendo el «hecho fundamental» el ataque a los músicos de la orquesta Agua Marina, resultando en que cinco de sus integrantes cayeran heridos de bala. Este evento «ya rebalsó la paciencia», lo que llevó a que una a una, «todas las bancadas fueron anunciando en el Congreso su disposición a votar por la vacancia de Dina Boluarte», lo cual se produjo en horas de la noche del jueves 9.
Un incidente adicional que contribuyó, aunque en menor medida, fue el rechazo que recibió Philip Butter por parte de la población de Juliaca, luego de una entrevista en Radio La Decana de Juliaca.
La caída de Boluarte también refleja el mensaje de la aspiración a un cambio profundo en el país, buscando que no se siga gobernando para la criminalidad o para un grupo reducido. El ascenso de José Jerí al poder interino no ha estado exento de controversia. Quintanilla señaló que Jerí tiene una «carga muy pesada» y que «no es la persona idónea que va a sacar adelante al país en esta coyuntura».
Una de las principales preocupaciones es la moralidad del encargado de la presidencia, ya que está siendo investigado por varios delitos, incluyendo el intento de violación de una desempleada (su secretaria) del Congreso de la República. Quintanilla calificó la situación como «de suma preocupación».
Aunque el fiscal de la nación anunció que el proceso sobre el ultraje sexual estaba «oleado y sacramentado» respecto a su archivo, el excongresista indicó que el archivamiento de la denuncia fiscal «no ha quedado absolutamente claro».
Ante este gobierno transitorio, Quintanilla establece las tareas inmediatas para el presidente Jerí: respetar el cronograma electoral ya en curso y garantizar que las elecciones sean transparentes el 12 de abril de 2026; y respetar la voluntad de cambio que exige la gran mayoría del Perú, reflejada en procesos electorales sucesivos.
Quintanilla fue enfático en que la inestabilidad no solo reside en la figura presidencial. El excongresista afirmó que el Congreso también debería ser cerrado en esta coyuntura, ya que los congresistas son responsables de lo que sucede en el Perú y comparten la misma impopularidad que tenía Dina Boluarte. Propone que el presidente transitorio gobierne con la participación de la comisión permanente, como autoriza la ley, bajo el lema de que «deberían irse todos».