En el marco del Día Internacional del Hombre, celebrado cada 19 de noviembre, el psicólogo Walter Perry reflexionó sobre el significado de esta fecha y la marcada diferencia que existe frente a la conmemoración del Día de la Mujer. Señaló que, cultural y psicológicamente, la figura femenina está estrechamente asociada a la maternidad, lo que genera un mayor reconocimiento y sensibilidad social. Sin embargo, destacó que la búsqueda de la equidad de género debería llevar a valorar también el aporte del hombre en la historia y en la sociedad contemporánea. “Ojalá que con el tiempo este día tenga la misma algarabía y reconocimiento”, comentó.
El especialista recordó que esta fecha fue institucionalizada en 1992 por el Centro de Estudios Masculinos de la Universidad de Missouri, con el objetivo de promover la salud y el bienestar de los hombres. En ese sentido, Perry analizó las llamadas nuevas masculinidades y cómo el modelo tradicional del varón proveedor ha cambiado en las últimas décadas. Antes, dijo, “el hombre no entraba a la cocina” y su rol se limitaba a trabajar y proveer; hoy, en contraste, es frecuente ver a varones involucrados en tareas domésticas, en el cuidado personal y en actividades que antes eran consideradas exclusivas de las mujeres.
Perry explicó que este giro en los roles de género tiene raíces históricas profundas, vinculadas al ingreso masivo de la mujer al mercado laboral desde la Segunda Guerra Mundial. El psicólogo sostuvo que este proceso transformó las dinámicas familiares y sociales, generando la necesidad de un trabajo corresponsable dentro del hogar. “El hombre de hoy es valorado cuando participa activamente, cuando cocina, apoya en la crianza, ayuda en las tareas. Ya no es objeto de burla, como ocurría antes con términos como ‘sacolargo’”, señaló. Además, destacó que el varón moderno es más sensible y expresa emociones sin temor a ser juzgado.
El entrevistado también enfatizó en la importancia de diferenciar sexo de género, recordando que el primero es biológico, mientras que el segundo es una construcción social influida por normas y expectativas culturales. En ese contexto, sostuvo que los cambios actuales no deben entenderse como una “evolución”, sino como transformaciones socioculturales propias de cada época. Afirmó que el hombre de hoy está llamado a ser aliado en la lucha contra el machismo, la discriminación y el sexismo, promoviendo un trato justo y empático dentro de la familia y la sociedad.
Finalmente, Perry señaló que el machismo no puede analizarse sin considerar el contexto de crianza de generaciones anteriores, donde padres y madres reproducían patrones culturales rígidos. Sin embargo, se mostró optimista sobre el futuro: “Los niños de hoy crecerán viendo otros modelos, otras formas de convivencia, y por eso es muy probable que no sean machistas”. Subrayó que la educación es clave para construir relaciones más igualitarias y evitar la “guerra de los sexos”, apostando por un equilibrio entre el rol tradicional y el rol moderno del hombre en una sociedad en constante cambio.











