La selección aún dejó dudas sobre el gol y la sequía que atraviesa nuestros delanteros. luego de este cotejo, el elenco de Sergio Markarián quedó listo para enfrentar a Uruguay el 6 de septiembre.
Aún queda la preocupación por lo que podamos hacer ante Uruguay en ataque. El amistoso de hoy ante Corea del Sur, sin embargo, nos deja una primera lectura: tenemos arquero de primerísimo nivel. Primer punto para respirar tranquilos.
El equipo de Markarián sufrió la rapidez y la presión constante del rival en el primer tiempo. Perú no pudo tener bien la pelota como se intentó desde el inicio. Y hubo que sufrir algunos ataques que vislumbraron, con feliz asombro, lo mucho que ha crecido Fernández como atajador.
Planteado así el partido, no se pudo apreciar de forma ideal nuestras armas en ataque. Paolo anduvo muy perdido, Pizarro corrió más de lo que pudo jugar; Cruzado y Ramírez fueron fácilmente desarticulados ante la mencionada presión; y Manco, abandonado por el extremo izquierdo, poquísimo pudo hacer.
La intensidad coreana cambió en el segundo tiempo. El rival se propuso esperar más en su campo. Ello le dio otro aire a Perú. Con Flores por Manco y Hurtado con mayor opción de abrir juego, los organizadores tuvieron más claridad para armar mejores jugadas. Ni qué decir lo que regaló Farfán con su ingreso. Y tuvimos chances, como casi nunca en el primer tiempo.
Claudio tuvo un par de claras y Ramos otra. Pocas, pero efectivas. La elaboración no tuvo el nivel tan alto como la tenencia de balón en el complemento, y aún así supimos hacer daño. Claro, también lo recibimos. Y allí, Raúl estuvo gigante en cada ocasión para mantener el cero. Con ese número, terminó el partido.