Un barco que transportaba a unos 500 inmigrantes originarios del Cuerno de África ha naufragado este jueves cerca de la pequeña isla de Lampedusa, en el sur de Italia, causando al menos 92 muertos.
Los cuerpos de inmigrantes muertos este jueves 3 de octubre en un naufragio, en el puerto de Lampedusa (AFP, STR)
«Es un horror, un horror. No paran de traer cuerpos«, declaró llorando a los medios de comunicación italianos la alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini. Ya se encontraron 82 cuerpos, dijo, aunque el balance subió a 92 de fuentes oficiales poco después. Según los servicios de rescate de los guardacostas y de la policía aduanera citados por la prensa local, por el momento más de 150 pasajeros han sido rescatados vivos.
«Las operaciones de salvamento continúan», cerca de la isla de los Conejos, a proximidad de Lampedusa, declaró a AFP un responsable de la policía aduanera. Por la mañana, la alcaldesa Nicolini declaró a la cadena Sky TG24, que entre las víctimas había «niños de corta edad» y mujeres. Según ella, los pasajeros de la embarcación, que «transportaba a unos 500 inmigrantes», encendieron fuego para pedir ayuda. El barco se incendió por la presencia de fuel y se hundió. «Están en el agua desde la madrugada», explicó. «Las cámaras de televisión tienen que venir, mostrar los cadáveres, sino es como si estas tragedias no existieran», dijo la alcaldesa, visiblemente afectada.
El papa Francisco calificó de «vergüenza» el naufragio y pidió a los creyentes que recen por ellos y por «todos los refugiados» del mundo. «Tengo que mencionar a las numerosas víctimas de este enésimo naufragio. La palabra que me viene a la mente es vergüenza. Es una vergüenza», dijo en un discurso en el Vaticano, interrumpido por los aplausos de los miembros del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz.
«Roguemos a Dios por aquellos que han perdido la vida, hombres, mujeres, niños. Oremos por las familias y por todos los refugiados», dijo. «Sólo la colaboración determinada puede evitar tragedias como esa», clamó el jefe de la Iglesia Católica.
Pocas horas después de la tragedia, el Papa escribió un Twitter en nueve lenguas para pedir a los católicos de todo el mundo que «oren por las víctimas del naufragio frente a las costas de Lampedusa».
El papa argentino, hijo de inmigrantes italianos, visitó el pasado 8 de julio la pequeña isla de Lampedusa, en su primer viaje dentro de Italia, durante el cual denunció la «indiferencia» del mundo frente al drama de los inmigrantes que huyen de sus países en busca de una vida mejor. Sumamente sensible al tema, Francisco condenó el sistema económico actual, que margina a las capas más pobres de la sociedad.
Según Antonio Candela, responsable de asistencia sanitaria en Lampedusa, los inmigrantes son originarios sobre todo de Somalia. Unos barcos de turismo, «alertados por los gritos» de los inmigrantes, fueron los primeros en auxiliarlos. Según los socorristas, decenas o cientos de inmigrantes siguen en el agua, frente a la isla de Lampedusa, que está más cerca de las costas norteafricanas que del resto de Sicilia.
Según los investigadores, el barco provenía de Libia. Varios barcos pesqueros dieron la voz de alarma. Dos lanchas, helicópteros y otros medios aéreos se encuentran en la zona para ayudar a los inmigrantes. Candela afirmó que otro navío desembarcó el miércoles por la noche con un total de 463 inmigrantes, procedentes al parecer de Siria.
El lunes, 13 inmigrantes, en su mayoría eritreos, se ahogaron cuando intentaban llegar a la costa cerca de Ragusa (Sicilia). Las víctimas habían saltado de una embarcación que transportaba a unos 200 inmigrantes y refugiados o fueron arrojadas por la borda por traficantes de personas.
Al comienzo de agosto, otro drama similar se produjo en una playa del este de Sicilia, cuando seis egipcios se ahogaron intentando llegar a tierra. En lo que va de año más de 22.000 inmigrantes desembarcaron en las costas del sur del país (Sicilia y Calabria), es decir, casi tres veces más que en todo 2012.
(AFP)