El reconocido historiador Ernesto Yepes nos muestra su visión de lo que será el fallo del Tribunal de la Haya, que por segunda vez evidencia que el destino de Tacna se encuentra en manos de un arbitraje internacional.
Historiador Ernesto Yepes del Castillo.
En vísperas del fallo del Tribunal de la Haya, Tacna vive por segunda vez su destino futuro pendiente de un arbitraje internacional.
En 1925 estaba en cuestión un cautiverio de 50 años durante los cuales la bota del invasor impuso una férrea chilenización para doblegar la población de Tacna y Arica.
Hoy la Corte de la Haya tendrá que pronunciarse también sobre otro cautiverio, el del mar de Tacna. Apenas 25 años después de su devolución al Perú,Tacna volvió a sufrir otra invasión: Chile se apropió durante otro medio siglo de su mar, delmar que desde siempre ha sido fuente de vida y alimento para todos sus ancestros.
Sigilosamente, desde la década de 1950 la flota de guerra chilena ingresó al mar de Tacna a fin de que, luego, su flota pesquera se apropiara de su biomasa marina. Chilenizado el mar, había que chilenizar la población de Tacna, para que no proteste. ¿Cómo doblegarla, sabiendo que durante la primera chilenización, no fue suficiente casi medio siglo de violencia?
El camino, hábilmente diseñado, apuntó a neutralizarlaprotesta recurriendo esta vez a la dádiva. De los miles de millones de dólares obtenidos solo por el grupo Angelinipor la pesca obtenida del invadido mar tacneño, bastó canalizar una pequeña fracción de ellos hacia Tacna. Así, paulatinamente gran parte de la ciudad heroica pasó a convertirse en un mercado persa donde a precios de bagatela la población del norte chilenoadquiere ahora una profusa alimentación urbana y campestre, servicios de todo tipo(dentales, oftálmicos, médicos, cirugía, tratamiento estético, etc.), diversiones (casinos, clubs nocturnos, etc.), arrastrando de paso las más perversas lacras sociales (prostitución, drogas, blanqueo de dinero, crimen y violencia).
El efecto buscado parecería haberse conseguido. Hoy por hoy gran parte de la poblaciónya no es de Tacna, especialmente la ligada al espejismo mercantil. Como a un panal de miel, miles de afuerinos de todo el Perú año tras año han sido atraídos hacia Tacna en pos de algunos gramos del oro pesquero sustraído por Chile delrico mar tacneño. En realidad esta constituye una segunda ola migratoria, superpuesta a la altiplánica que llegó durante el último cuarto del siglo. XX, y que cuenta ya con hijos del Caplina que son de segunda y tercera generación.
Los tacneños de vieja y reciente raízhan pasado a ser parte de un conjunto abigarrado de grupos que ha sido desbordado por la reciente ola migratoria de técnicos, profesionales, comerciantes y gente de mal vivir de todo el país que han pasado a hegemonizar el flujo mercantil propiciado desde el sur. Esta nueva población migrante tiene poco interés en los problemas marítimos de Tacna. Por el contrario está feliz con que el statu quo se mantenga.Nada que aminore el flujo de chilenos será bueno para ellos. Y si en un momento, Santiago cierra la frontera, es probable que muchos salgan a protestar por haber provocado esa reacción en sus clientes.
En suma, la chilenización, aparentemente, rindió sus frutos.De una parte ha permitido a Chile reducir los costos de la reproducción de su fuerza de trabajonorteña y al mismo tiempoha neutralizado la voz de los tacneñosincluyendo los de vieja raíz.Estos últimos no solo han visto disminuir su capacidad adquisitiva (alimentos más caros,servicios públicosdeficientes, hay hospitales cuyos pacientes en un 30 % son chilenos) sino.que deben ahora resignarse a una ciudad, que se ha vuelto socialmente insalubre, con todos los flagelos de la delincuencia y otros males de la tierra acrecentándose cotidianamente.Es un clima difícil para las viejos troncos tacneños que aman su tierra y que ven con ojos sombríos el futuro efímero que se está sembrando en Tacna
Aprovechando el desasosiego, Santiago ha ido más lejos, ha llevado sus dólares al templo mismo de la peruanidad tratando de comprar la lealtad de los descendientes de la época del cautiverio. Muchos de los que tuvieron parientes durante la ocupación chilena, han sido tentados para recibir beneficios económicos del gobierno de Santiago, incluyendo una pensión, si toman la ciudadanía chilena. Y qué doloroso es ver algunos apellidos insignes que dieron todo por el Perú, estampados ahora en los flamantes pasaportes sureños.
Aunque parezca increíble, Tacna tiene una herida abierta desde hace 130 años. Durante los primeros cincuenta luchó hasta vencer para que la bandera peruana flameara bajo su cielo. Durante los últimos sesenta ha visto con tristeza como esa bandera ha sido arriada del lugar donde con tanto sacrificio y esperanza sus padres y los padres de sus padres la plantaron.
Después de la Haya entonces, ¿qué le espera a Tacna? ¿Recuperará su mar, incluyendo sobre todo sus diez primeras millas marinas donde se ubica su riqueza pesquera esencial? ¿Será esa riqueza biológica el nuevo salitre que nos impondrá Chile en las conversaciones en marcha? ¿Mantendrá Santiago su interés geopolítico por avivar el flujo mercantil en la frontera si el fallo no le es favorable?
Y Lima, ¿seguirá justificando su abandono dando loas al mercado persa en que se ha convertido Tacna? ¿Nuestros empresarios harán lo mismo que los Angelinis han hecho en Arica?¿Pensarán en lo que es bueno para Tacna y no solo en sus intereses corporativos?¿Reemplazaremos, por fin, el corto plazo por el largo plazo?
No cabe duda que el fallo de la Corte de la Haya para los hijos del Caplina es decisivo .Sobre todo si tenemos en cuenta que desde hace 130 años cargan con una cruz que sigue cuesta arriba: ¿cuàl será el destino de Tacna?