Uniendo un mismo sentimiento y sumando las mismas emociones, más de 30 socios del "Club del Escarabajo" condujeron sus singulares unidades móviles hasta el balneario de Boca del Río, en una colorida hilera vehicular admirada por propios y extraños.
Como los mismos aficionados sostuvieron, el ser propietario de una unidad móvil con las características del "escarabajo" trasciende las cuestiones de ahorro y simplicidad, y llega alcanzar un sentimiento comprendido solo por los autodenominados "amantes del escarabajo", quienes encuentran en este vehículo una singular tradición.
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Por la misma razón y por el mismo sentimiento, estos aficionados decidieron alistar sus "escarabajos" e iniciar un recorrido por las costas de la ciudad, luciendo lo que para ellos es la "máxima expresión de un vehículo". De esta forma arribaron hasta el balneario de Boca del Río en medio de la admiración de los veraneantes que miraban con cierta extrañeza y asombro el colorido del popular "escarabajo".
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Para Henry Albarracín, presidente del Club del Escarabajo, esta actividad es una manera de confraternizar con aquellos conductores que por diferentes razones albergan el mismo sentimiento por este tipo de vehículo, cuya tradición llegó hasta la sede del Vaticano, cuando la empresa que los fabricaba decidió obsequiar un ejemplar al Papa Juan Pablo II, la cual se convertiría en la última diseñada por la marca y que aún queda en la memoria de los aficionados de esta unidad móvil.
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"Tener un ‘escarabajo’ es un sentimiento, no es una cuestión de ahorro en combustible ni simplicidad de diseño, es toda una tradición", puntualizó Albarracín.
