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URGE UNA POLITICA EDUCATIVA DE FRONTERA

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URGE UNA POLITICA EDUCATIVA DE FRONTERA

                                          Efraín Choque Alanoca

 

 

A propósito de un nuevo año escolar queremos destacar la necesidad imperiosa que el Estado y el Gobierno Regional desarrollen una política educativa y social de frontera. 

Cuando uno revisa los lineamientos políticos y de desarrollo de algunos documentos oficiales como el llamado Plan Basadre y el Proyecto Educativo Regional, la necesidad de desarrollar una política educativa de frontera ocupa un lugar tangencial en sus líneas o propuestas. Nuestra clase política y nuestros gobernantes no han entendido aún que la región Tacna colinda con dos naciones: Chile y Bolivia. En este problema se cumple al parecer con lo que el común de la gente dice: “hay autoridades regionales y locales que no se han dado cuenta que son autoridades” 

No existe siquiera un diagnóstico integral y actualizado al respecto. Recordamos como algo encomiable los estudios nacionales sobre educación de frontera efectuados durante el gobierno del general Velasco, y cuando el gobierno regional de carácter popular en 1990, con la Directora Subregional de Educación, Ana Díaz de Rondinel, mostró su preocupación y apoyo franco a los sectores sociales de frontera. Pero luego sobrevino un periodo signado por el predominio del pensamiento neoliberal o postmoderno –especialmente durante la dictadura de Fujimori- que señalaba irresponsablemente que “las fronteras han desaparecido y lo que importa es la integración”. Este pensamiento dominante fue el que reinó cuando se elaboró el llamado Plan Basadre. Es más no se comprendió a profundidad que nuestra región experimentaba un proceso político en el marco de las relaciones de producción capitalistas y del sistema democrático burgués, articuladas al proceso mundial de crisis de competitividad (Castell) que sacude a todo el sistema, por la reestructuración que provoca la globalización. Por tanto esta crisis ejerce presión y distorsión en el desarrollo de las dinámicas de desarrollo socioeconómico y cultural de los países pobres, como el Perú y también sobre sus ámbitos subnacionales y regionales, como en Tacna-Moquegua-Puno y Madre de Dios, por ejemplo. 

Nunca como hoy el proceso económico local-regional se encuentra interrelacionado a grandes flujos internacionales e impactos que provienen de las economías de los países vecinos, en espacial de Chile, sin omitir su activa interconexión con los espacios  regionales  ancestrales  de Moquegua, Puno y el actual noroeste boliviano.   En   este   escenario,   el   pequeño   territorio  y mercado de Tacna colinda con dos vecinos países como Bolivia y Chile, con los cuales el Perú tiene asuntos públicos pendientes, que en su lado más grave afecta la territorialidad del mar peruano, comprendiendo en ello fundamentalmente el territorio marítimo de Tacna. 

Tacna, en las últimas décadas no ha recibido del Estado el tratamiento especial que  merece como región fronteriza y parece casi excluida por la lógica de dominación nacional, lo mismo sucede con Moquegua, Puno y Madre de Dios, regiones también fronterizas. En cambio, los Estados vecinos han potenciado sus regiones colindantes, como el caso chileno, con los planes geopolíticos Arica-Parinacota, en tres versiones concatenadas, dirigidas a solucionar los tres grandes problemas de recursos estratégicos que afronta: agua dulce, petróleo, gas o energía. Por ello se ha estructurado una gran región llamada Tarapacá que abarca desde ese punto hasta la línea fronteriza con Tacna, y se le dota de holgados presupuestos y beneficios económico-financieros y tributarios. En Chile a nadie se le ocurre fraccionar la región fronteriza con tres naciones. 

Retomando el tema: cuando se derrotó a la dictadura, y cuando el sector educación estuvo a cargo del Ministro Nicolás Lynch, el 2002, entonces quién escribe esto, como responsable de la Dirección Regional de Educación, dispuso la creación de 5 instituciones educativas en nuestra frontera con Chile y Bolivia, para potenciar la presencia nacional: El albergue educativo en Ancomarca, el centro educativo Santa Rosa en Chacalluta-sector peruano, el centro educativo Viñani, el centro de Pueblo Libre-La Yarada, y el centro educativo Morro Sama. El año académico, como un gesto reivindicatorio, se inauguró en  el colegio Alfonso Ugarte de Alto Perú-Tripartito. Esto generó un impacto positivo en la dinamización de las relaciones socioeducativas, insospechado en ese entonces. En la actualidad, en esta franja educativa de frontera se cuenta con una población superior a los mil quinientos estudiantes.  

Entonces se tenía proyectado un estudio profundo al respecto, y se hizo conocer a las autoridades centrales del Ministerio de Educación los planes geopolíticos chilenos con incidencia en nuestra zona. 

Para el tema que nos ocupa, los lineamientos más generales y estratégicos serían los siguientes: Primero, partir de un marco político nacional, desde el Estado, con la promoción y desarrollo de una verdadera política de fronteras de carácter integral, es decir que abarque, todas las dimensiones de la vida nacional, incluyendo la socioeducativa. Luego en el plano regional-local, asumir un proyecto educativo y un plan regional que impulse nuestras descuidadas franjas fronterizas en su espacio, biodiversidad, recursos y población. Ello en el marco de  una visión crítico-nacional y regional del desarrollo sociopolítico que es compatible y complementaria a una perspectiva socio-crítica del desarrollo educativo y pedagógico. A resultas de lo anterior se debe levantar unos objetivos centrales en el plano de la infraestructura educativa y social pertinente; una nueva estructura curricular contextualizada; el establecimiento de un programa de dotación de materiales educativos tradicionales y de NTICs; la capacitación a docentes, padres de familia y autoridades locales sobre el aporte a la vida social y natural del hombre y la comunidad andina; el mejoramiento de las condiciones de vida y laborales del docente; el apoyo decidido a las actividades productivas y a la población de base, sean comunidades campesinas altoandinas y asentamientos humanos del litoral costero.

A propósito del descuido u olvido sistemático de estos pueblos nosotros (junto a Oscar Panty y Elisberto Villegas) escribimos hace poco: “Huaytire también comparte su  condición marginal con Kallapuma, una comunidad alpaquera injustamente postergada en el Este andino fronterizo con Bolivia, además con otros tantos pueblos rurales y periféricos, excluídos de las responsabilidades y políticas del Estado y gobiernos centralistas en todas sus instancias (locales, regionales y nacional).”. Y nos ratificamos hoy en el sentido que esta demanda es una de las primeras en la agenda política nacional y regional.