En unas acertadas palabras por los 85 años de reincorporación de Tacna a la Heredad Nacional, el historiador Ernesto Yepes del Castillo recordó lo que ello significa y debe representar hacía el futuro de los tacneños.
Historiador, Ernesto Yepes del Castillo. (Foto: Archivo Radio Uno)
El Perú tiene una deuda inmensa pendiente con Tacna. En el continente americano ninguna otra región ha sido más castigada por un invasor foráneo: 50 años prisionera para obligarla a renunciar a su bandera
También ha tenido otro triste privilegio. Ninguna otra región del continente ha sido más castigada por la patria que prometió esperarla con los brazos abiertos. En 1929, en la mesa de negociación el invasor logro lo que no pudieron la sangre y las lágrimas derramadas durante
medio siglo: amputarla. Arica no solo era su puerto. Era su razón de ser: era su puente entre dos mundos, el del Pacifico y el de los andes y el Atlántico.
A cambio de quedarse con Arica el invasor propuso construirle a Tacna un puerto nuevo a un costo de 6 millones de dólares ( de esa época) en cualquier lugar de la costa tacneña. Arteramente Lima se quedó con los seis millones pidiendo para Tacna un simple muelle dentro de una Arica bajo soberanía chilena. Inútilmente, además, cedió el Tacora y sus fuentes de agua. Quedaba cerrado el camino milenario al sur andino.
De entonces al día de hoy, durante 85 años Tacna ha vivido de promesas: el puerto, la conexión al altiplano, el agua, la agricultura, en resumen su futuro, son parte de lo jamás cumplido.
Pero sus penurias no solo no se aminoraron sino que siguen creciendo. El Fallo de La Haya consagra otro lacerante despojo. Tacna tiene el triste privilegio de ser la única región del Perú que no tiene 200 millas Y las que le han dejado no están frente a sus playas. Están a 80 millas, donde no llegan sus pescadores para proveer de alimento a una población castigada por querer ser peruana.
Mutilada, olvidada, engañada, tiene aún otro privilegio: ser la única capital regional de frontera que se ha convertido para el país que le es vecino en su patio de comidas, casa de juego, prostitución, drogas, blanqueo de dinero y violencia. Ironía de ironías, todo esto pagado con el Omega 3 proveniente de la anchoveta del mar que le han arrebatado. Aunque a decir verdad no todo se paga. En una ciudad que lleva años en escombros su hospital regional, su saturado hospital de la solidaridad atiende preferentemente a los pacientes del sur a costa de los contribuyentes peruanos. A esto Lima lo ha llamado el milagro comercial tacneño.
Hoy Tacna enfrenta otro desafío: evitar que el vecino del sur le vuelva a dar otro zarpazo. No contento con haberle arrebatado su mar también pretende llevarse la arena de sus costas. Su argumento es sencillo. Según Santiago el punto de partida de la frontera terrestre es el hito uno. Para Lima, comienza más al sur, en el punto Concordia . El Perú se ampara en el Tratado de 1929. ¿ En que se ampara Chile para afirmar que hemos acordado que la frontera empieza en el hito uno? El Fallo de la Haya no enseñó que los errores se pagan caro. Y la especialidad de Chile es aprovechar hasta el más pequeño de ellos. Sino preguntémosle a los tacneños este 28 de agosto por la veracidad de este aserto. Después de todo ellos son los que han pagado la cuenta de todos los errores de Lima en este cruento desencuentro. Y el 28 de agosto es la fecha oficial para hablar de Tacna. De lo que fue, por supuesto. No del futuro que le espera si continúan también bajo este gobierno los 85 años de promesas incumplidas que es lo que en verdad hoy es doloroso nuevamente recordar.