En 1992, el régimen autoritario dirigido por Fujimori y Montesinos, decidió acabar con las instituciones del país, decisión que no ayudó a la democracia ni al desarrollo económico. Medida dio inicio a un gran aparato de corrupción.
El exmandatario, ahora preso, dispuso la vulneración la institucionalidad del país.
Han transcurrido 23 años desde el exdictador Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos ejecutaron el autogolpe del gobierno. El 5 de abril de 1992, no solo se llevó a cabo el cierre del Congreso, sino que el exmandatario, ahora preso, dispuso la vulneración la institucionalidad del país.
Aquel día, por orden de Fujimori, las Fuerzas Armadas cerraron el Congreso, el Poder Judicial, el Consejo Nacional de la Magistratura, el Tribunal Constitucional, el Ministerio Público, y los medios de comunicación, con el fin de instaurar un gobierno de «Emergencia y Reconstrucción Nacional».
Con el autogolpe inició el régimen liderado por Fujimori-Montesinos. La medida preparada desde el gobierno significó un grave retroceso en la institucionalidad democrática. Hasta el día de hoy, al país le cuesta recuperarse de las decisiones que se tomaron bajo un modelo autoritario.
Analistas políticos coinciden que es difícil que un autogolpe desde el Estado vuelva a repetirse, pues la sociedad civil se encuentra más preparada para defender los valores de la democracia. Aseguran que, contrario a lo que algunos creen, el autogolpe fue una medida bien preparada por Fujimori junto a Montesinos, después de que salió electo en 1990.
Alberto Fujimori ideó su plan autoritario con el fin de dar inicio a una dictadura, lo que permitió la creación de un aparato de corrupción enorme, dirigido por su asesor Vladimiro Montesinos. La historia nos muestra el daño que sufrió el país, con una decisión que no ayudó a la democracia ni al crecimiento económico. (La República)
