Poco después de que las redes sociales desatasen una avalancha de críticas, la cadena oficializó su despido «inmediato» tras alegar comportamientos «inaceptables».
Padre corría llevando a su hijo en brazos, pero terminó en el piso a causa de la periodista.
Petra Laszlo es con casi toda probabilidad la periodista más odiada del momento. Las imágenes en las que aparece agrediendo a refugiados siros en la localidad de Roeszke no han dejado indiferente a nadie. Varios partidos de la oposición húngara ya han anunciado que presentarán acciones legales contra ella, que podría ser condenada a hasta cinco años de prisión, según ha recogido el diario británico The Guardian.
La reportera trabajaba para el canal húngaro N1TV, que apoya abiertamente al partido ultraderechista Movimiento por una Hungría Mejor, conocido en húngaro como Jobbik, según informa el mencionado rotativo británico.
Poco después de que las redes sociales desatasen una avalancha de críticas, la cadena oficializaba su despido «inmediato’ tras alegarcomportamientos «inaceptables».
El vídeo que ha desencadenado la gran ola de indignación muestra cómo la húngara pone la zancadilla a un hombre que corría con su hijo propiciando la caída de ambos, minutos antes de dar una patada a otra niña cuando huían de la Policía húngara. Las redes sociales han acogido todo tipo de críticas vertidas sobre la húngara, que todavía no se ha manifestado. A compañeros de profesión se han sumado miles de internautas que han mostrado su rechazo al comportamiento «vergonzoso» de Laszlo.
Hungría ha interceptado en lo que va de año a más de 160.000 refugiados que entraron en el país desde Serbia. Tras el colapso de las últimas semanas, la formación del primer ministro Viktor Orban ha recrudecido las medidas en contra de los refugiados a través de la construcción de una valla kilométrica en la frontera, un plan de sanciones penales y el recrudecimiento por parte de las fuerzas de seguridad que incluso han utilizado perros en las zonas donde centenas de personas esperan durante horas. Jobbik, que es ya el segundo partido en intención de voto, ha pedido medidas más severas.
La mayor crisis de refugiados después de la Segunda Guerra Mundial no ha dejado indiferente a los europeos, quienes en sumayoría han apelado a su mayor valor fundacional: la solidaridad. Sin embargo, también ha avivado los fantasmas de la xenofobia y el nacionalismo.