Miles de peregrinos del norte de Chile y el sur del Perú iniciaron desde el pasado viernes la tradicional peregrinación de 27 kilómetros a pie hacia el santuario de Livílcar, para participar en la celebración a la Virgen del Rosario de La Peñas.
El Santuario se encuentra ubicado aproximadamente a 72 kilómetros de Arica. Los primeros 45 kilómetros corresponden a un camino pavimentado, hasta el paradero de Chamarcusiña. Ahí se debe descender del vehículo y los caminantes tienen que emprender una ardua travesía, entre piedras, riachuelos, quebradas y acantilados, a través de una ruta de peregrinación que es considerada la más difícil de toda Latinoamérica.
Este peregrinaje masivo es un increíble fenómeno de fe. Ancianos, niños y hasta mujeres embarazadas hacen frente a esta extenuante caminata, para estar sólo algunos minutos frente a la "Chinita".
Debido al inclemente clima del desierto, los fieles en su mayoría optan por trasladarse de noche, lo que complica aún más el trayecto. Sin embargo, la interminable cadena de luces provenientes de las linternas se convierte en un espectáculo impresionante.
Durante el trayecto algunos comerciantes se apostan en pleno desierto para ofrecer sopaipillas, naranjas y agua a los sedientos caminantes.
Finalmente, al llegar al santuario los fieles deben esperar, en algunas ocasiones, varias horas para acceder al templo y acercarse a la figura de la Patrona. Mientras bailarines danzan al ritmo de grandes tambores e instrumentos de viento, vestidos con colores llamativos, turbantes, pantalones estilo Medio Oriente y atuendos típicos de las diabladas.
"Tuve que esperar casi tres horas; pero sin duda valió la pena. Todo el cansancio y sacrificio es poco con tal de hablar un rato con la virgencita y pedirle por la familia", dice María Choque, una más de los cientos de peruanos que realizan esta peregrinación.
Según el alférez, Elfred Vásquez, la gran cantidad de ciudadanos peruanos presentes en esta fiesta se debe a que Arica es prácticamente una ciudad andina. "No olvidemos que estamos en un territorio conquistado. En julio de 1880, este territorio se incorpora a la República de Chile. Nosotros convivimos muy bien, hoy día participan 24 sociedades religiosas y la primera es de Tacna", señaló.
Si bien el origen del santuario se pierde en la nebulosa del tiempo, se supone que este tradicional lugar de devoción popular tendría casi doscientos años. Algunas versiones señalan que en 1700 ya había santuario, lo cierto es que desde 1840 ya existen referencias oficiales. La iglesia data de 1910.
Según la leyenda "oficial" del santuario hubo una vez un arriero que cruzaba un río con su recua de mulas para dirigirse a una planicie sombreada por altos eucaliptos, cuando escuchó los gritos desesperados de una muchacha. Era una pastorcilla asediada por un gran reptil. El arriero fue en socorro de la niña, implorando la ayuda de la Virgen María, cuando un gran estruendo señaló la aparición de la Virgen, salvando a la pastorcilla. (Cortesía: La Tercera de Chile)
