En el día de todos los santos, la población de Tacna visita las tumbas de sus seres queridos.
Las familias visitan los cementerios, más en la solemnidad de todos los santos que en el día de los fieles difuntos.
En aguayos colocados sobre las tumbas, las familias ponen las tradicionales tantawawas que ofrecen a sus difuntos cada 1 de noviembre. Por estas fechas, el dolor de la ausencia de los seres queridos, ya fallecidos, se transforma en alegría que comparte la población de Tacna.
En estos días, como cada año, el cementerio municipal de Pocollay es uno de los lugares más concurridos por las personas que recuerdan a sus difuntos. La amplia puerta de acceso y salida se aglomera de visitantes, además de vendedoras de flores y de coronas fúnebres.
El camposanto es abarrotado de personas que llegan con frutas, gaseosas y platos que eran del gusto de sus seres queridos. Este jueves no se observó restricción del municipio para el ingreso de licores.
Entre las tumbas, las bandas de músicos ofrecieron sus interpretaciones a los visitantes a cambio de un pago. No faltó la morenada “Cuánto cuestas, cuánto vales” y el tinkus “Celia”.
La familia Choque Bernabé visitó a Elvira Bernabé de Choque, quien falleció el 2013. “Es un alma bendita, y cada año se le recuerda”, dijo Javier en recuerdo de su madre.
Asimismo, Víctor Condori dijo a Radio Uno que fue con su familia al cementerio a visitar a su suegra Fortunata, quien pereció hace 7 años. Su tumba la adornaron con plátanos, naranjas, gaseosas y cervezas. También llevaron asados y zarza de atún.
El uso del tantawawa, según explicaron, es solo durante los tres primeros años desde el deceso del ser querido. Luego solo acompañan con música.
